Claudia Cardinale, una de las grandes leyendas del cine italiano de la segunda mitad del siglo XX, falleció a los 87 años en su residencia de Nemours, cerca de París. La noticia fue confirmada por su agente a la AFP en la noche de ayer. Según se informó, Cardinale murió rodeada de sus hijos tras una larga enfermedad.
Una carrera icónica que marcó el cine italiano y mundial
Nacida como Claude Joséphine Rose Cardinale el 15 de abril de 1938 en Túnez, Cardinale se convirtió en una de las últimas y más emblemáticas divas del cine italiano. Su carrera cinematográfica comenzó a mediados de los años 50 y se extendió por más de seis décadas, durante las cuales protagonizó más de 150 películas, abarcando desde la comedia italiana y el spaghetti western hasta dramas y grandes producciones hollywoodenses.
Su trabajo fue reconocido con múltiples premios, destacando los tres David di Donatello, los tres Nastri d’Argento y el prestigioso León de Oro a la carrera otorgado en la Mostra de Venecia en 1993. En 1997, también recibió un David di Donatello honorífico en reconocimiento a toda su trayectoria.
Películas que definieron su legado
En la cúspide de su carrera, Cardinale protagonizó un gran número de títulos emblemáticos de la cinematografía italiana y europea, convirtiéndose en musa de grandes directores y un rostro inseparable del cine de autor. Algunas de sus películas más recordadas incluyen “Il bell’Antonio” de Mauro Bolognini y “La ragazza con la valigia” de Valerio Zurlini. Fue la protagonista femenina en la obra maestra de Federico Fellini, “8 ½”, un hito en la historia del cine.
Otra de sus colaboraciones más célebres fue en “Il Gattopardo”, dirigido por Luchino Visconti, uno de los filmes más relevantes que marcaron la historia del cine italiano. Además, resaltan sus papeles en “La ragazza di Bube” de Luigi Comencini y en “La pelle” de Liliana Cavani.
También fue reconocida por su trabajo en producciones históricas internacionales, como cuando interpretó a Paolina Bonaparte en “Austerlitz” y a Claretta Petacci en “Claretta”, dirigida por Pasquale Squitieri. Su versatilidad y talento le permitieron participar en proyectos con prestigiosos cineastas de todo el mundo, como Abel Gance, Blake Edwards, Werner Herzog y Manuel de Oliveira.
Una artista multifacética y un símbolo cultural
Claudia Cardinale no solo se limitó al cine: incursionó de manera ocasional en la música, la televisión y el teatro, demostrando una amplitud artística notable durante su extensa carrera. Su versatilidad la convirtió en un ícono cultural que trascendió géneros y fronteras nacionales, aportando una imagen de la mujer mediterránea fuerte, elegante y carismática.
Su residencia en Francia desde hace muchos años la alejó físicamente de Italia, pero jamás se desvinculó del mundo del cine italiano, que siempre la consideró una diva y un referente. La noticia de su fallecimiento ha provocado un emotivo eco en el ámbito cultural europeo, especialmente entre cinéfilos y profesionales del sector audiovisual, que recuerdan su legado imborrable.
El adiós a una última diva del cine clásico
La muerte de Cardinale cierra un capítulo importante en la historia del cine europeo. Fue una de las últimas representantes vivas de una generación de actrices que definieron no solo estilos, sino también un modelo estético y narrativo que marcó la transición de un cine nacional a uno globalizado y reconocido internacionalmente.
Su partida también genera un espacio de reflexión sobre la evolución del cine italiano y la importancia de preservar el recuerdo y difusión de sus obras. Muchos medios italianos y franceses ya comenzaron a preparar especiales y homenajes en las próximas horas, resaltando la estatura artística y humana de la actriz.
En estos momentos de duelo, su familia permanece privada, respetando el último deseo de privacidad tras tantos años de exposición pública.
