El gobernador saliente de la región Marche, Francesco Acquaroli, logró la reelección en los comicios regionales con un 52% de los votos, según las últimas proyecciones divulgadas por Swg y el Consorzio Opinio Italia para los principales medios italianos. Su contrincante, el exalcalde de Pesaro Matteo Ricci, respaldado por el centroizquierda y el Movimiento 5 Estrellas (M5S), alcanzó cerca del 45%, quedando lejos de revertir la victoria del actual presidente.
Acquaroli se mantiene y Fratelli d’Italia lidera las fuerzas políticas
El triunfo de Acquaroli reafirma el dominio del bloque de centro-derecha en Marche. La coalición gobernante supera el 54% en conjunto, un resultado contundente que consolida a Fratelli d’Italia como primer partido regional con cerca del 28%, seguido por el Partido Democrático (PD) con un 22,7%.
Dentro del centro-derecha, Forza Italia aventaja a la Lega con un 8% frente al 7%, lo que refleja dinámicas políticas cambiantes desde las elecciones anteriores. Formaciones menores como I Marchigiani, Civici Marche y UDC suman alrededor de 12 puntos dentro de la coalición.
Por su parte, el centroizquierda totaliza un 42,4% con el PD como principal fuerza (20,4%), la Lista Ricci (6,7%) y el M5S (5,4%), además de otras coaliciones menores que no lograron capitalizar una votación decisiva contra la continuidad del gobierno actual.
Baja participación marca los comicios en la región clave de Italia
La participación fue un dato crítico: apenas un 50,01% de los casi 1,4 millones de electores registrados acudió a las urnas, casi diez puntos menos que hace cinco años, cuando se registró un 59,7%. Esta caída refleja un creciente desinterés electoral o incertidumbre política en una región considerada “ago de balanza” para la política nacional italiana. La provincia con mayor asistencia fue Fermo (51,22%) y la más baja Macerata con 47,02%, señalando patrones variados pero bajos de movilización en todo Marche.
Reacciones y contexto político en Italia tras la victoria del centro-derecha
Tras confirmar su derrota, Matteo Ricci reconoció públicamente la victoria de Acquaroli y enfatizó la voluntad de los marchigianos por “la continuidad”. El centro-derecha, respaldado a nivel nacional por la primera ministra Giorgia Meloni, interpretó estos resultados como una ratificación del trabajo realizado en la región y un impulso para futuras iniciativas estatales.
“Los marchigianos han optado por la continuidad, el mensaje es claro. He felicitado al presidente Acquaroli y le deseo suerte para su nuevo mandato”, declaró Ricci.
La consolidación de Fratelli d’Italia, que ya se había afianzado como el primer partido en las elecciones generales y europeas recientes, confirma una tendencia ascendente que desafía la tradicional hegemonía del Partido Democrático y cuestiona el papel del M5S, que sigue perdiendo apoyo y se quedó en un magro 5,3% en Marche.
La fragmentación y competencia dentro del bloque de derecha también indican nuevas luchas internas, con Forza Italia ganando terreno sobre la Lega, una señal importante para futuras alianzas políticas y estrategias nacionales. Para la izquierda, el resultado será motivo de profundas reflexiones y reajustes tácticos, especialmente en la integración entre PD, M5S y otras listas asociadas.
Implicaciones para la política italiana y próxima agenda
Marche, considerada tradicionalmente una región clave en el escenario italiano, volverá a estar bajo la influencia del centro-derecha en los próximos cinco años. El resultado es un respaldo clave a la coalición que gobierna actualmente a nivel nacional y fortalece la posición de Meloni y sus aliados.
Además, los datos de baja participación envían señales de alerta sobre el descontento o desconexión ciudadana con los procesos electorales regionales, un asunto que complicará la gobernabilidad y la legitimidad política en el corto plazo.
Con el escrutinio en curso y sin sorpresas previstas, Acquaroli iniciará su segundo mandato con la tarea de mantener la estabilidad económica y social, potenciando políticas regionales que respondan al mandato renovado, en un momento crítico para Italia que encara desafíos económicos y sociales complejos.
