En la cumbre de ministros de Exteriores del G7 celebrada en paralelo a la Asamblea General de la ONU en Nueva York, los países más poderosos expresaron una fuerte preocupación por las recientes incursiones de aviones rusos en el espacio aéreo de Estonia, Polonia y Rumania. Además, hay sospechas de violaciones similares en Noruega y Dinamarca, aunque el Kremlin rechaza estas acusaciones calificándolas de infundadas.
La declaración conjunta del G7, integrada por Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido y Estados Unidos, junto con la Unión Europea, subraya que estas violaciones son “inaceptables” y representan una amenaza directa a la seguridad internacional. Los ministros reafirmaron su compromiso de apoyar a Ucrania para que mantenga su soberanía e integridad territorial, y anunciaron discusiones en curso sobre nuevas sanciones económicas dirigidas a Rusia y sus facilitadores en terceros países.
Trump exige acciones militares más firmes de la OTAN
El expresidente estadounidense Donald Trump, en una reunión con el presidente ucraniano Volodímir Zelenski en Nueva York, lanzó un llamado contundente a la OTAN para interceptar y derribar los aviones rusos que violen el espacio aéreo aliado. Sus declaraciones, sin embargo, generaron incertidumbre sobre el apoyo explícito estadounidense en caso de un conflicto militar, ya que ante la pregunta sobre si Estados Unidos intervendría en defensa de sus aliados dijo que “depende de las circunstancias”.
Trump también afirmó que “ha llegado el momento de que Ucrania tome la iniciativa” y reiteró la voluntad de Estados Unidos de continuar suministrando armas a la OTAN para el equipamiento necesario. Desde el mismo lugar, lanzó un duro ataque contra el funcionamiento de la ONU, calificándola de “ineficaz” y sosteniendo que no contribuye a sus esfuerzos de paz. Según él, con el respaldo de la Unión Europea, Ucrania está en posición de recuperar sus territorios ocupados.
Italia y Estonia piden diálogo pero mantienen firme apoyo a Ucrania
El viceprimer ministro y ministro de Exteriores italiano, Antonio Tajani, aprovechó su intervención en el Consejo de Seguridad de la ONU para llamar a un camino negociado que garantice una “paz justa y duradera”. Tajani dejó claro que la prioridad italiana es el respeto al derecho internacional y que Italia no está en guerra con Rusia, sino que busca llevar al Kremlin a la mesa de negociaciones. También expresó su respaldo a los esfuerzos de Donald Trump para lograr una solución diplomática y urgió a Moscú a dar seguimiento al reciente encuentro en Alaska con Estados Unidos, señalando la necesidad de negociaciones directas entre Rusia y Ucrania.
Por su parte, el presidente estonio Alar Karis definió las incursiones rusas en su espacio aéreo y el de otros aliados como una escalada seria que pone en riesgo la seguridad regional. Karis pidió que Rusia sea responsabilizada por crímenes de agresión y de guerra contra Ucrania, y reiteró que los países bálticos permanecerán al lado de Kiev mientras dure el conflicto, defendiendo el principio de soberanía que consideran indispensable para la paz global.
Encuentro clave entre Estados Unidos y Rusia en la ONU
En un contexto de tensión creciente, Moscú confirmó el encuentro previsto para hoy en Nueva York entre el ministro ruso de Exteriores, Sergej Lavrov, y el Secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio. La reunión, programada para las 16:00 hora italiana, se presenta como un momento crucial para explorar vías diplomáticas tras meses de confrontación directa y sanciones mutuas.
Este diálogo se produce mientras el G7 y sus aliados preparan nuevas medidas para aumentar la presión económica sobre Rusia, incluyendo una posible explotación adicional de activos soberanos rusos para financiar la defensa y reconstrucción ucraniana.
Contexto y consecuencias regionales
El recrudecimiento de las violaciones aéreas refleja el riesgo de un conflicto que puede sobrepasar las fronteras de Ucrania y amenazar la estabilidad del este europeo y de la propia OTAN. Países como Estonia, Polonia y Rumania, que comparten frontera con Ucrania o están en proximidad directa, han denunciado estos actos que subrayan la agresividad de Moscú más allá del terreno ucraniano. Noruega y Dinamarca, aunque no confirmaron públicamente violaciones concretas, están bajo escrutinio por su espacio aéreo.
La posición conjunta del G7 y de la Unión Europea apunta a un endurecimiento de la estrategia contra Rusia, coordinando sanciones financieras y apoyos militares a Ucrania. Al mismo tiempo, el llamado italiano y la disposición al diálogo en la ONU remarcó la importancia de encontrar una solución negociada, aunque con presiones firmes.
En las últimas semanas, la alianza occidental ha intensificado el suministro de armamento avanzado a Kiev, en paralelo con un esfuerzo diplomático que involucra encuentros bilaterales entre Washington y Moscú, y dentro de foros multilaterales como la ONU. Sin embargo, las contradicciones en los discursos y las acciones, como las de Trump reclamando derribar jets rusos, revelan la dificultad de establecer una posición uniforme sobre la respuesta a las agresiones.
El seguimiento de esta dinámica seguirá siendo clave durante los próximos días, especialmente con el diálogo previsto en la ONU y las posibles nuevas sanciones económicas y militares. El riesgo inmediato de escalada y la presión internacional apuntan a que esta semana puede marcar un punto de inflexión en el curso del conflicto Rusia-Ucrania.
