La Juventus sigue arrastrando una grave crisis de resultados fuera de Italia en la UEFA Champions League. Ayer, en el campo del Villarreal, los bianconeri no pudieron cerrar una victoria que parecía encaminada tras un segundo tiempo de alto nivel, y acabaron conformándose con un empate 2-2. Este resultado refleja la fragilidad histórica que viene sufriendo el equipo en los partidos como visitante en la máxima competición europea.
Un problema que trasciende entrenadores y tácticas
La mala racha de la Juventus lejos del Allianz Stadium es un mal que no parece conocerse el descanso. Cambiando entrenadores – desde Max Allegri a Thiago Motta y ahora Igor Tudor – el equipo no ha logrado encontrar la fórmula para imponerse fuera de casa. El empate con el Villarreal es otro capítulo más en una serie de diez partidos internacionales que arroja un preocupante balance: solo una victoria, cuatro empates y cinco derrotas.
El único triunfo reciente en esta racha fue un 3-2 contra RB Leipzig la temporada pasada, una victoria en inferioridad numérica que, aunque memorable, fue la excepción en medio de una colección de resultados decepcionantes. En este período, la Juventus ha sufrido caídas sorprendentes contra equipos como Maccabi Tel Aviv y PSV Eindhoven, adversarios que desde la perspectiva histórica deberían ser superados sin mayores problemas.
El partido en Villarreal: dominio y fragilidad
El duelo en Vila-Real arrancó complicado para la Juventus. El Villarreal, dirigido por Marcelino, aprovechó un primer tiempo irregular de los italianos, imponiendo un ritmo intenso y aprovechando la falta de equilibrio del rival para adelantarse. La clave para la recuperación juventina llegó en la segunda mitad, cuando los bianconeri mostraron otra versión, volcando el juego con superioridad y logrando darle vuelta el marcador.
Sin embargo, la confianza pareció desvanecerse en el tramo final. Tras estar en control del marcador, la Juventus adoptó una estrategia más conservadora, prefiriendo defender el resultado y atraer al adversario hacia su área. Aquí emergió la debilidad mental y física del equipo visitante: la presión constante de Villarreal fue demasiado para una defensa que no resistió y terminó recibiendo el gol del empate a balón parado, obra del exjugador juventino Renato Veiga.
Antes de ese empate final, hubo una oportunidad clara para sentenciar el partido: un disparo de David se estrelló en el travesaño, manteniendo viva la esperanza local y, eventualmente, asegurando el empate. Esta jugada refleja tanto la calidad ofensiva de la Juve como sus limitaciones para rematar un partido cuando tiene el dominio.
La condición física y la mentalidad, principales problemas
Más allá de la táctica, la mayor preocupación para Juventus se ha instalado en el plano físico y psicológico. En los últimos quince minutos de partido, varios jugadores mostraron signos evidentes de agotamiento, con falta de oxígeno que les afectó en la marca y, sobre todo, en la capacidad para soportar la presión adversaria. Esto no es una novedad, pero sí una amenaza que pone en duda la profundidad del plantel y el estado de los jugadores en esta parte de la temporada.
La sensación general con Tudor, quien aún está adaptando su metodología y esquema, es que falta una estructura sólida y confianza en el equipo para pelear a nivel europeo, sobre todo fuera de casa. Actualmente, la Juventus no transmite la garra ni la determinación que se espera de un club de su calibre internacional.
Impacto para la Juventus y futuro inmediato
Este empate deja a Juventus en una situación de gran incertidumbre en su grupo de Champions. El equipo es incapaz de aprovechar sus oportunidades y corre el riesgo de quedar rezagado en la pelea por avanzar a la siguiente ronda. La fase de grupos es una etapa donde cada punto como visitante adquiere un valor enorme y la Juve ya está pagando caro su mal desempeño.
En el contexto italiano, este problema de resultados europeos genera inquietud no solo en la afición sino también en la directiva. Hay mucha presión sobre Tudor para encontrar soluciones rápidas, pero hasta ahora ni el cambio de entrenador ni variaciones tácticas han expulsado esta “maldición” de los resultados en campo ajeno.
Además, la Juventus deberá trabajar en la recuperación física de su plantilla para evitar repetir estos colapsos finales, ya que la Champions exige estar al 100% durante 90 minutos y no solo la mitad más destacada.
Un síntoma de una crisis más profunda
El mal desempeño lejos de Turín va más allá de un simple problema de concentración puntual. Refleja una ausencia de certezas técnicas, tácticas y mentales en este equipo que debe aspirar a pelear grandes torneos. La Juventus, históricamente una potencia en Italia y con ambiciones en Europa, hoy luce desbalanceada y vulnerable.
En definitiva, el mal de las “visitas” en Champions ha vuelto a quedar en evidencia: de Villarreal a Villarreal, el equipo no solo sigue sin ganar, sino que mantiene un patrón de sufrimiento y falta de respuestas que debe resolver con urgencia si quiere estar a la altura en las próximas jornadas.
