Una huelga general afecta hoy, 7 de noviembre, varios sectores del transporte público en Italia, con especial impacto en la ciudad de Milán y sus alrededores. La protesta, convocada por los sindicatos del sector, busca detener la liberalización, privatización y externalización de los servicios gestionados por el Grupo ATM, la empresa pública encargada del transporte local en Milán.
Paro en Milán contra la privatización y por mejores condiciones laborales
El conflicto estalló debido al plan “Milán Next”, una propuesta para transformar al Grupo ATM en una “Azienda Speciale” del municipio de Milán, lo que implicaría un cambio en la gestión y un posible aumento en la externalización del servicio público estatal hacia empresas privadas. Los trabajadores y sindicatos denuncian que esto afecta la continuidad y calidad del servicio, además de poner en riesgo sus derechos laborales y la seguridad en el trabajo.
El paro, según el comunicado oficial de ATM, tiene varias demandas clave. Entre ellas están la “reinternalización” de los servicios de transporte público local (TPL) cedidos a subcontratas y la solicitud para que el servicio sea gratuito en la totalidad de la región metropolitana de Milán. También exigen la reactivación del distanciamiento entre conductores y usuarios, vigente en la fase más dura de la pandemia para proteger la salud del personal, y la prohibición de acceso y salida de pasajeros por la puerta delantera como medida de seguridad sanitaria y laboral.
Además, los trabajadores denuncian la precariedad en la limpieza, desinfección y sanitización de vehículos y espacios ATM, y critican la escasa reacción de la dirección de la empresa ante agresiones y situaciones de riesgo para los trabajadores expuestos a violencia en sus labores diarias.
Demandas salariales y laborales: aumento y derechos olvidados
El personal de ATM también exige un aumento salarial uniforme de 150 euros netos para todos los trabajadores con parámetros hasta 193, desvinculado de la productividad, como compensación por años sin renovación contractual y aumentos salariales insuficientes. Rechazan el sistema actual de premios individuales (“premi ad personam”) que consideran injusto y poco transparente.
Otra demanda importante es el cumplimiento de sentencias judiciales, como la reciente resolución de la Suprema Corte de Italia (número 13425/2019), que establecen la obligación de pagar legalmente las jornadas de vacaciones disfrutadas o compensadas, incluyendo el pago retroactivo correspondiente. También denuncian la discriminación y las prácticas intimidatorias por parte de ciertos directivos hacia trabajadores con derechos a permisos parentales, empleados mayores o en situaciones especiales como cambios de turno y asignación preferencial de tareas.
La cuestión de la contratación laboral también está en el centro de la protesta. Los empleados piden la transformación inmediata de todos los contratos a tiempo parcial en contratos a tiempo completo para quienes lo soliciten, una medida que afrontaría la falta estructural de personal y reduciría el exceso de trabajo extraordinario utilizado para cubrir necesidades habituales.
Finalmente, los trabajadores exigen la mejora urgente del suministro de uniformes, que actualmente consideran precarios tanto en calidad como en cantidad. Solicitan la reintroducción de prendas específicas como suéteres de cuello alto para invierno, polos de manga corta para verano y chalecos de algodón.
Movilidad paralizada y consecuencias para usuarios
La huelga afecta especialmente la movilidad en Milán y su área metropolitana, bloqueando líneas de tranvías, autobuses y servicios ferroviarios urbanos. Los recorridos quedan interrumpidos por turnos y paros completos, lo que genera largas filas y quejas entre los usuarios que dependen del transporte público para sus desplazamientos diarios.
El paro se produce en un momento de creciente tensión social en Italia, donde la gestión pública de servicios esenciales como el transporte está en debate constante. Este conflicto refleja la situación precaria de muchos trabajadores del sector, atrapados entre presupuestos limitados, presión laboral creciente y un modelo de gestión que tiende a privatizar y desmantelar redes públicas.
El Ayuntamiento de Milán y la dirección de ATM están bajo presión para encontrar una solución rápida y evitar que la protesta se extienda o que afecte a sectores críticos durante las próximas semanas, especialmente ante la proximidad de fechas festivas y el aumento esperado de viajeros.
Implicaciones políticas y sindicales para el sector transporte
La huelga demuestra la resistencia sindical frente a políticas que, a juicio de los sindicatos, erosionan derechos laborales históricos y empujan a un modelo de transporte menos social y más mercantilizado. La demanda de gratuidad del transporte público en Milán y sus alrededores forma parte de un debate europeo más amplio sobre movilidad sostenible y acceso universal.
Por otro lado, la paralización de servicios esenciales pone en evidencia la fragilidad del sistema frente a conflictos laborales que, aunque legales, tienen consecuencias directas sobre la vida diaria de millones de personas. Las negociaciones entre sindicatos y autoridades serán decisivas para definir el futuro inmediato del transporte en Milán y marcarán el tono para otras regiones italianas donde podría replicarse el descontento.
La Comisión Nacional de Transportes y el Ministerio de Infraestructura y Movilidad Sostenible permanecen expectantes, con advertencias recientes de posibles intervenciones si la huelga se extiende más allá del control público o si genera riesgos para la seguridad y economía nacional.
Por ahora, los trabajadores mantienen firme la convocatoria y las principales líneas de demanda, con la expectativa de un diálogo urgente que reabra la negociación con la empresa y las autoridades locales para resolver el conflicto.


































