Donald Trump ha planteado la posibilidad, aún no oficial, de suministrar misiles de crucero Tomahawk a Ucrania en medio de la guerra contra Rusia. La noticia, divulgada como exclusiva por Wall Street Journal, ha causado gran conmoción en Moscú y ha sido recibida con optimismo en Kiev.
Una nueva capacidad estratégica para Ucrania
Los misiles Tomahawk, fabricados en Estados Unidos, tienen un alcance que puede superar los 1.600 hasta 2.500 kilómetros, lo que permitiría a Ucrania golpear objetivos estratégicos profundamente dentro del territorio ruso. Esto incluye no solo bases militares cruciales, sino también grandes ciudades como Moscú y San Petersburgo. Hasta ahora, las fuerzas ucranianas usaban misiles Storm Shadow y Scalp, con un rango limitado a entre 250 y 300 km, y drones que, aunque alcanzaban distancias mayores, transportaban cargas explosivas mucho más pequeñas.
El salto en poder de fuego sería considerable: según el exoficial ucraniano Ivan Stupak, citado por Kyiv Independent, “50 kilos de explosivos son 50 kilos, pero los 500 en un misil hacen la diferencia”. Esto subraya la efectividad de misiles como los Tomahawk para destruir infraestructuras clave, desde puertos hasta refinerías y centros logísticos.
Objetivos y amenazas para Moscú y el norte de Rusia
Se consideran como blancos prioritarios el nodo aéreo y logístico de Olenya, ubicado en la región de Murmansk, una de las bases desde donde Rusia lanza ataques con misiles hacia Ucrania y Europa. El impacto de tener a Ucrania capaz de responder con ataques de largo alcance podría alterar el equilibrio estratégico en la guerra.
Moscú por ahora mantiene silencio oficial, pero fuentes diplomáticas advirtieron el fuerte malestar y riesgo de escalada. La simple posibilidad de que Kiev cuente con misiles de crucero estadounidenses capaces de alcanzar territorio ruso se interpreta como un cambio radical en la dinámica del conflicto, con implicaciones no solo militares, sino también políticas.
Un giro de Trump que reaviva tensiones
El ex presidente estadounidense Donald Trump, quien mantiene influencia en la escena política norteamericana, parece querer reactivar su protagonismo en la administración de la crisis ucraniana con esta iniciativa. Aunque no es una confirmación definitiva ni decisión tomada, solo el planteamiento ha avivado expectativas en Kiev y conmocionado a Moscú.
Esta decisión sería parte de la ayuda militar de Washington a Ucrania, que ya incluye sistemas antiaéreos, tanques, drones y municiones, pero nunca había llegado al nivel de dotar a Kiev con capacidades ofensivas de precisión con tanto alcance y poder de fuego.
Impacto y futuros escenarios
En la práctica, la entrega de misiles Tomahawk permitiría a Ucrania responder no solo a ataques sino buscar desactivar infraestructura clave rusa que sustenta el esfuerzo bélico, desde depósitos energéticos hasta puertos en el Mar de Barents y bases militares alejadas del frente inmediato de combate.
Hasta ahora, el esfuerzo ucraniano se apoyaba en ataques con misiles de más corto alcance y drones con capacidad limitada en explosivos. Esto dificultaba alcanzar objetivos profundamente en Rusia y exigía acercarse a la frontera, exponiendo las unidades a contraataques.
La llegada de Tomahawk podría cambiar esa ecuación y potenciar la capacidad disuasiva y ofensiva de Ucrania, afectando también la moral y capacidad operativa rusa. Sin embargo, expertos alertan que existe un riesgo mayor de escalada en el conflicto que ya lleva meses y que ha calado profundamente en la política internacional.
Reacción en Kiev y Moscú
En Kiev la noticia fue recibida con entusiasmo como un avance clave en la cooperación con Washington y un salto en las capacidades defensivas. Fuentes militares ucranianas señalaron que la llegada de estos misiles supondría “un gran paso para alcanzar paridad estratégica” y marcaría una diferencia decisiva en la guerra.
Desde Moscú, fuentes anónimas declararon que el Kremlin evalúa esta posibilidad con “seria preocupación”, y se temen represalias o incrementos en las operaciones militares contra infraestructuras ucranianas. La escalada del conflicto involucra a actores globales y podría complicar las negociaciones diplomáticas que permanecían, aunque frágiles, activas.
Tomahawk y la política internacional de apoyo a Ucrania
El ofrecimiento de misiles Tomahawk puede interpretarse también dentro del contexto de la competencia geopolítica entre Estados Unidos, Europa y Rusia por la influencia en la región. Durante la guerra, Washington ha ido aumentando el envío de armamento letal a Ucrania, pero esta sería la primera vez que se plantea un armamento capaz de atacar a profundidad territorio ruso.
Italia y otros países europeos siguen de cerca estos movimientos, preocupados por las posibles consecuencias en la estabilidad regional y en las relaciones con Moscú. La noticia vuelve a poner en primer plano el debate sobre hasta dónde debe llegar la ayuda occidental en un conflicto que sigue sin solución clara.
Por ahora no hay fechas ni cantidades confirmadas, ni un anuncio oficial de la administración estadounidense. Todo está en fase de consulta y evaluación. Sin embargo, el solo hecho de que Trump haya planteado el tema desató una ola de especulaciones y reajustes en las estrategias militares y diplomáticas asociadas al conflicto.
