Astrazeneca, la mayor empresa del FTSE 100, planea abandonar Londres para subir su cotización directamente en la Bolsa de Nueva York, causando una pérdida fiscal significativa para el gobierno británico.
El banco de inversión Peel Hunt advirtió que este movimiento podría reducir hasta £200 millones en ingresos por impuesto a las transacciones de acciones (stamp duty), y si otras compañías siguieran su ejemplo, la cifra podría llegar a £4,5 mil millones.
Charles Hall, jefe de investigación en Peel Hunt, señaló que la presión de este cambio ya es clara.
“Si Astrazeneca tiene una experiencia positiva, otras empresas harán lo mismo. Los consejos de administración serían negligentes si no consideraran esta opción”
En el Reino Unido, el impuesto a las transacciones en acciones es del 0,5%, mientras que en Estados Unidos no existe, lo que le da una ventaja competitiva a la Bolsa de Nueva York para grandes corporaciones internacionales.
El problema es doble: se perderán ingresos fiscales directos por el impuesto y se corre el riesgo de perder la condición de Londres como centro bursátil global, además del impacto reputacional que esto conlleva.
Hall propuso eliminar el impuesto para evitar la fuga de capitales y empresas. Según él, esa medida podría aumentar el valor de las acciones y, en consecuencia, generar mayores ingresos por otros impuestos, como el de ganancias de capital.
“La cuestión es clara: o queremos mantener uno de los mercados de acciones líderes en el mundo, o aceptamos perder ingresos, empresas clave y valor añadido para el Reino Unido”
La decisión de Astrazeneca se da en plena competencia global por atraer inversiones y capitales. Londres, históricamente un centro financiero robusto, podría ver amenazada su posición si no reacciona rápido.
El futuro del impuesto sobre acciones está bajo presión. Desde el gobierno aún no ha llegado una respuesta oficial, pero el debate ya está instalado en el sector financiero y en el ámbito político.
Con la importancia que tiene el FTSE 100 en la economía británica, el caso de Astrazeneca podría ser el primero de muchos movimientos similares si no cambian las reglas del juego.


































