Las principales compañías tecnológicas del Reino Unido están volteando a la energía nuclear para cubrir la voraz demanda energética que genera la inteligencia artificial (IA). Microsoft, Google y otros gigantes del sector están invirtiendo en nuevos reactores nucleares con capacidad para alimentar sus centros de datos y operaciones vinculadas a la IA.
La ola de innovación en IA requiere cada vez más recursos, y las fuentes tradicionales de energía renovable no garantizan una potencia estable y continua. Aquí es donde entran los nuevos reactores nucleares, considerados una solución confiable y de bajas emisiones para mantener en marcha las infraestructuras tecnológicas más avanzadas.
Empresas como EDF Energy colaboran en el desarrollo y puesta en marcha de plantas nucleares de última generación en el Reino Unido, que usarán tecnologías más seguras y eficientes. Estas plantas no solo apoyarán el crecimiento de la IA, sino que también buscan cumplir con los compromisos energéticos y ambientales del país.
Este giro de la big tech tiene gran impacto en la estrategia energética del Reino Unido, que busca liderar la transición hacia energías limpias sin sacrificar la capacidad industrial ni el dinamismo tecnológico. La demanda creciente del sector tecnológico representa un reto para el sistema eléctrico, que apenas comienza a adaptarse a las cargas que impone la IA.
Analistas advierten que depender de la energía nuclear implica reconocer riesgos, pero también ofrece una solución a corto y medio plazo para la gran necesidad de potencia estable. Las compañías tecnológicas apuestan a que esta alianza será clave para mantener el ritmo competitivo que impone la carrera global por la inteligencia artificial.
Este movimiento hacia la energía nuclear aparece justo cuando el gobierno británico busca aumentar la inversión en infraestructura energética y consolidar al Reino Unido como un polo tecnológico fuerte y sostenible. Sin embargo, no falta quien cuestiona los costes y tiempos de los proyectos nucleares frente a alternativas renovables.
En todo caso, la apuesta está clara: la tecnología de IA no puede esperar, y la energía nuclear se perfila como el motor que la mantendrá en marcha en Reino Unido.
