La fiscal general Pam Bondi se vio sometida a un interrogatorio maratónico de más de cuatro horas en el Comité Judicial del Senado este 7 de octubre, en medio de crecientes cuestionamientos por el rumbo político que ha tomado el Departamento de Justicia (DOJ) bajo su mando.
El centro del debate fueron las investigaciones sobre el caso Jeffrey Epstein, la polémica imputación contra el exdirector del FBI James Comey y las acusaciones de parcialidad política que la oposición demócrata atribuye a Bondi y a la administración Trump.
Bondi negó de forma enfática que el Departamento se haya convertido en una herramienta política y defendió que el DOJ vuelve a enfocarse en su “misión principal” de combatir el crimen. Sin embargo, los legisladores demócratas la acusaron de evasión y de socavar las normas institucionales, en especial sobre si discutió decisiones procesales con la Casa Blanca.
Cuando se le preguntó sobre el caso Comey, Bondi se negó a revelar si hubo coordinaciones con Trump, invocando el privilegio ejecutivo. Defendió la decisión de procesar a Comey, describiendo al gran jurado como “liberal”, pero insistió en que el proceso fue “por el libro”.
El foco también estuvo en la gestión de la información vinculada a Epstein. Aunque Bondi eludió confirmar la existencia de una supuesta lista de clientes, acusó a los demócratas de no haber actuado contra los crímenes del financiero antes de su mandato y señaló que varios senadores habrían recibido donaciones de círculos cercanos a Epstein.
La tensión escaló cuando Bondi justificó el despliegue de la Guardia Nacional en ciudades gobernadas por demócratas, argumentando que era necesario para la seguridad pública. Sobre si coordinó esta medida con Trump, evitó responder y sentenció:
“Si ustedes no protegen a sus ciudadanos, el presidente Trump lo hará”
Esta frase desató protestas audibles de los legisladores demócratas presentes.
El senador demócrata Dick Durbin lideró las críticas, señalando que Bondi destruye la integridad del sistema judicial al purgar fiscales de carrera, proteger aliados de Trump y aplicar investigaciones de manera selectiva. “Su negativa a responder preguntas básicas disminuye la credibilidad del DOJ y lo deja vulnerable”, afirmó duramente.
Por su parte, los republicanos alabaron su firme actuación. Chuck Grassley, en la apertura del debate, acusó al Departamento de Justicia anterior, bajo Biden, de “usar la ley como un arma política” y destacó casos recientes como la vigilancia de senadores republicanos bajo la investigación Arctic Frost para justificar la necesidad de un cambio.
La audiencia terminó convirtiéndose en un prolongado choque partidista, dejando claro que la dirección de Bondi en el DOJ seguirá marcada por la confrontación política. Las investigaciones sobre Epstein, Comey y las prácticas de vigilancia federal continúan en un entorno tumultuoso donde la lealtad al Ejecutivo y la independencia judicial chocan frontalmente.
