Una roca interestelar anómala detectada en julio de 2025 ha puesto en alerta a la comunidad científica mundial por un posible escenario de invasión alienígena en noviembre de este año, según un polémico estudio de un equipo de Harvard liderado por el profesor Avi Loeb.
El objeto identificado como 3I/ATLAS avanza a gran velocidad y presenta una trayectoria inusual con una inclinación retrograda de 175,11 grados, un fenómeno con apenas un 0,2% de probabilidad de ocurrir de forma natural. Según el documento publicado el 17 de julio, el objeto podría estar planeando una maniobra orbital oculta para interceptar la Tierra entre finales de noviembre y principios de diciembre de 2025.
El análisis apunta a una maniobra llamada “reverse Solar Oberth” durante su paso por perihelio el 30 de octubre, que le permitiría ocultar movimientos estratégicos. Harvard subraya que se trata de una hipótesis testable, pero que no necesariamente apoyan como definitiva. Por su parte, la NASA mantiene que 3I/ATLAS se comporta como un cometa natural y que su máximo acercamiento previsto a la Tierra está a una distancia segura de 1,6 unidades astronómicas.
El nerviosismo aumenta porque durante la misma ventana temporal se detectaron señales enigmáticas desde el espacio. Un satélite de la NASA fuera de servicio, Relay 2, emitió una potente señal el 30 de junio mientras telescopios como el australiano ASKAP captaron ráfagas rápidas de radio (fast radio bursts) con origen remoto. Estos indicios encajan con la posible aceleración no gravitatoria observada en el objeto, que algunos interpretan como un intento deliberado de alterar su ruta.
Además, 3I/ATLAS ha tenido acercamientos con varios planetas: pasó a 0,65 UA de Venus, 0,19 UA de Marte —que fotografiaron la roca desde orbitadores marcianos— y 0,36 UA de Júpiter. La probabilidad de estos acercamientos casuales en conjunto es inferior al 0,005%, un dato que alimenta la controversia.
El presupuesto de la NASA para 2025, cifra récord de £16.55 mil millones (USD 25,4 mil millones), sigue reforzando la vigilancia de objetos interestelares con telescopios como Hubble y Webb, que ya captaron imágenes detalladas del visitante. De esos fondos, unos £5 mil millones están dedicados a la defensa planetaria, sumando a programas como Artemis para afrontar amenazas potenciales.
Expertos como Tom Statler, astrofísico de la NASA, insisten en que, hasta ahora, 3I/ATLAS no muestra signos de propulsión artificial y sus características coinciden con las de un cometa natural. Sin embargo, la conjunción de anomalías y señales ha disparado el interés público y mediático, especialmente en redes sociales, donde algunos perfiles han difundido la alarma sobre un posible ataque alienígena en noviembre.
El 25 de julio, la cuenta @ExxAlerts en la plataforma X (antes Twitter) publicó la alerta:
“Harvard astrophysicists suggest aliens may attack Earth in NOVEMBER OF 2025 after revealing object could be a HOSTILE alien spacecraft.”
La comunidad científica pide calma y vigilancia mientras 3I/ATLAS se acerca a su perihelio. El 30 de octubre será clave para obtener datos que podrían descartar definitivamente la hipótesis alienígena y clarificar la naturaleza exacta del objeto. La carrera contra el reloj continúa con telescopios y sondas de todo el sistema solar centrados en el enigmático visitante.
