Jamie Breen, un conductor de 39 años, escapó esta semana a una condena de prisión inmediata tras admitir que condujo drogado y sin licencia en Pangbourne, al oeste de Londres.
El acusado fue juzgado el miércoles 1 de octubre en el Tribunal de Magistrados de Reading. Breen reconoció haber conducido un BMW mientras estaba sancionado, además de no tener seguro y superar el límite legal de cannabis en sangre. También admitió posesión de esta droga. Todos los hechos ocurrieron el 23 de marzo en su localidad.
La sentencia inicial fue de 12 semanas de cárcel, suspendidas por 12 meses. Los magistrados justificaron esta decisión por la posibilidad realista de rehabilitación y el impacto que la prisión inmediata tendría en su hijo.
Breen, representado por la abogada Beth Vaughan, debe cumplir 60 horas de trabajo comunitario, pagar £85 en costos judiciales y una tasa de £154 para servicios a víctimas. Además, le han extendido la prohibición de conducir por cuatro años.
El caso destaca cómo los tribunales británicos pueden valorar la situación familiar para ajustar penas, incluso en delitos graves como conducir drogado y con licencia suspendida.


































