Rafet Hot, activista crnogoraco residente en Estados Unidos y fundador de la Humanitarna fondacija Gusinje, lanzó una dura crítica al estado actual de Crna Gora. Tras tres décadas de independencia, Hot asegura que el país está sumido en un caos político y social que aleja a su propia diáspora.
Hot subraya que la falta de un sistema estable y planes de desarrollo integrales está hundiendo a Crna Gora. “Cuando hablo de turismo, pienso en economía. Cuando hablo de economía, pienso en seguridad. Todo está conectado, pero el Estado no tiene plan”, afirmó. Según él, la administración actual no entiende que “la responsabilidad es igual para todos y la ley debe ser igual para todos”.
Uno de los puntos más polémicos para Hot es la reciente medida del gobierno para imponer visados a ciudadanos turcos, tomada “de la noche a la mañana”, sin consulta ni informe de seguridad, y sin informar siquiera al primer ministro. “Luego se supo que no eran turcos, sino azerbaiyanos”, denunció, calificando la decisión como un “colapso total” y una señal de la improvisación política.
Esta medida ha generado incomprensión incluso dentro del sector económico. Pocos meses antes, inversores turcos compraron grandes extensiones de tierra en Opština Zeta para proyectos residenciales. “¿Cómo vendemos tierras a Turquía y luego les imponemos visados?”, preguntó Hot, definiendo el caso como un “paradigma de confusión”.
Hot denunció además que las decisiones políticas en Crna Gora se toman sin análisis, sin responsabilidad y sin explicaciones a la ciudadanía. “Es un guion que cambia sin aviso”, sentenció, señalando el daño que esto causa a la economía, el turismo y la imagen internacional del país.
El activista criticó la grave fractura institucional que vive Crna Gora, con un sistema legal donde la ley se aplica según el partido que gobierna y donde, para Hot, “la política la lleva la Srpska pravoslavna crkva”. Calificó como “error catastrófico” el acuerdo firmado con esta iglesia, que a su juicio socava la soberanía nacional y reabre divisiones étnicas y religiosas que estaban superándose.
Esto, insiste Hot, aleja a Crna Gora de su viejo espíritu de tolerancia y convivencia multietnica, al reavivar enfrentamientos disfrazados de política y religión. “En lugar de un país moderno y abierto, volvemos a trincheras donde priman el nombre y la nación por encima de la persona”, advirtió con dureza.
Sobre la seguridad interna, Hot pintó un cuadro oscuro. “Cada día hay asesinatos, detenciones, armas en las calles, pero nadie protesta. Las familias sufren en silencio. No hay empatía ni respuestas”, denunció. Incluso recordó incidentes con extranjeros, como tiroteos de ciudadanos rusos en Budva o problemas con migrantes, que el gobierno ha ignorado “pateando todo bajo la alfombra”.
El impacto más doloroso para la diáspora, dijo, es la pérdida de confianza en que Crna Gora pueda ser un hogar seguro y próspero. “Venimos aquí no por dinero sino para cuidar a nuestras familias. Pero ahora solo pensamos en visitar por días, el verdadero descanso lo buscamos fuera”, explicó.
Hot también señaló que importantes figuras políticas están saboteando la integración europea del país, favoreciendo intereses externos, principalmente el de Serbia. Acusa a líderes como Mandić, Medojević y Knežević de intentar frenar la adhesión a la Unión Europea y reorientar el país hacia Belgrado.
Para Hot, el desastre político viene de la mano de “los mayores traidores”, los políticos locales que priorizan sus cargos y privilegios sobre el bienestar nacional. “No les importa Crna Gora ni su gente, solo conservar sus sillas”, dijo.
El activista terminó lanzando un llamado urgente a la ciudadanía: “El país debe volver a la justicia y a la igualdad ante la ley. No puede haber ciudadanos de primera y segunda según partido o religión. El Estado debe estar por encima de todo eso”.
La crítica de Hot refleja un momento de profunda inquietud en Crna Gora, donde la diáspora es un barómetro del descontento y la inseguridad política y social crece justo cuando el país necesita estabilidad para avanzar hacia Europa.


































