Montenegro atraviesa su peor momento futbolístico tras caer estrepitosamente 4-0 ante las Islas Feroe en Torshavn, un resultado que supera incluso las expectativas más pesimistas.
La selección, dirigida ahora por el debutante Mirko Vučić tras la salida de Robert Prosinečki, mostró una imagen desastrosa. La derrota ante un rival como las Islas Feroe, histórico equipo en crecimiento pero considerado modesto, refleja la profunda crisis del equipo nacional.
El golpe no acaba ahí: unas jornadas después Montenegro logró una ajustada victoria 2-1 frente a Liechtenstein en Podgorica, un país rankeado 204º en la clasificación FIFA y reconocido por uno de los peores niveles futbolísticos de Europa. Esta “victoria” fue lograda casi al límite y sin convencer, dejando señales claras de una plantilla sin idea clara ni fuerza competitiva.
Vučić reconoció la necesidad de humildad y trabajo duro tras estos resultados, y apostó por dar cancha a numerosos jóvenes, pero no pudo ocultar la gravedad del momento. Criticó además a los medios por alimentar falsas expectativas con jugadores o historias que no están a la altura de la selección.
El entrenador debe enfrentar la realidad de que el equipo apenas logró imponerse a un rival casi amateur y que, en condiciones iguales, podría perder hasta contra Gibraltar, otro combinado débil contra el que Montenegro ganó 3-1 en marzo, pero con juego pobre y remontando en la segunda mitad.
En la UEFA, el equipo montenegrino compite en un grupo de repechaje para el Mundial donde Croacia y República Checa les superan con claridad tanto en ritmo como en calidad. Montenegro cayó también contra estas selecciones en septiembre sin mostrar señales de mejora.
La Federación de Fútbol de Montenegro (FSCG) tiene ahora la enorme tarea de decidir si mantiene a Vučić, que llegó de imprevisto como entrenador interino, o busca un nuevo rumbo. Por ahora, el excapitán nacional parece la única esperanza a corto plazo. Aun así, su falta de experiencia y los resultados no invitan al optimismo.
El ciclo de partidos recientes es un duro toque de atención para Montenegro, cuyo fútbol parece en caída libre. Si no hay un cambio profundo, su clasificación para grandes torneos seguirá siendo una quimera y el nivel del equipo podría incluso deteriorarse más.
Con la próxima cita clave ante Croacia en el horizonte, Montenegro tendrá que mostrar algo más que voluntad para no cerrar el año con un desplome completo que deje herida de muerte su selección.
