Un error común en Reino Unido es pensar que el césped no necesita atención durante el invierno, pero eso puede costar caro cuando llegue la primavera. Chris Bonnett, fundador de GardeningExpress.co.uk, advierte que cuidar el césped en otoño e invierno es vital para su salud y recuperación.
Bonnett explica que aunque el césped parezca dormido, las raíces siguen activas bajo tierra. Por eso, tareas sencillas como limpiar hojas y ramas, airear el suelo antes de que se endurezca y aplicar fertilizante adecuado marcan la diferencia. Cambiar a un fertilizante con alto contenido en potasio fortalece las raíces y aumenta la resistencia contra las enfermedades y las heladas.
Ignorar estos cuidados puede dejar el césped vulnerable al daño por heladas y al encharcamiento. La aeración mejora el drenaje y permite que el oxígeno, el agua y los nutrientes lleguen a las raíces, previniendo la compactación del suelo que provoca maleza y hongos.
Además, para evitar que el césped sufra, se recomienda no cortar el pasto demasiado bajo en invierno, ya que expone las raíces y vuelve la planta más frágil. También hay que evitar pisar la hierba cuando esté mojada o helada para prevenir daños que luego son difíciles de reparar.
El otoño es el mejor momento para reparar áreas dañadas con una técnica llamada resiembra, que aprovecha la humedad y las temperaturas suaves para que las nuevas semillas se establezcan antes del frío intenso. El riego excesivo se debe evitar, ya que el agua proveniente de la lluvia suele ser suficiente durante estos meses.
Quienes descuiden estos cuidados pueden ver su césped destruido o muy deteriorado al llegar abril o mayo. La recomendación es clara: no abandonar la manutención hasta que el terreno esté congelado y retomar las labores apenas el clima lo permita, preparando así sus jardines para una primavera verde y saludable.


































