Un nuevo misterio sacude Australia: Gus Lamont, un niño de cuatro años, desapareció el 27 de septiembre en Oak Park Station, una propiedad rural de 6000 hectáreas cerca de Yunta, en Australia del Sur.
La desaparición de Gus tiene inquietantes similitudes con otro caso emblemático, la desaparición en 2014 de William Tyrrell, otro niño de tres años que desapareció desde la casa de su abuela en Kendall, Nueva Gales del Sur. Ambos desaparecieron en propiedades familiares, de manera inexplicable y sin testigos directos.
La policía tardó cuatro días en revelar la identidad del niño y asumir comunicaciones públicas, dando protagonismo a amigos de la familia en lugar de los padres. En el caso de William Tyrrell, la presentación en los medios la hizo una amiga de la familia, Nicole, quien no reveló detalles concretos, igual que ocurrió con Bill Harbison, amigo de los Lamont, tras la desaparición de Gus.
Gus desapareció en la tarde del 27 de septiembre, última vez visto jugando cerca de una trommel, máquina de procesamiento de tierra y oro, y un pozo minero. Aún así, la propiedad inmensa y el terreno árido dificultan las búsquedas, que duraron semanas y siguen activas, a pesar del suelo rojo donde cualquier huella debería ser visible.
Un punto común es que ambos niños desaparecieron mientras estaban bajo el cuidado de sus abuelas. William se alojaba con su abuela adoptiva en Kendall; Gus estaba en casa de su abuela biológica Shannon Murray y Josie Murray, su abuela transgénero. Las familias mantienen perfiles muy discretos y no han participado a los medios directamente.
Otro matiz oscuro es que la fotografía oficial de Gus muestra una inflamación bajo uno de sus ojos, similar a un “ojo negro” que William tenía antes de desaparecer, lo que ha reavivado teorías sobre posibles actos de violencia previa, nunca confirmados oficialmente.
La policía de Australia del Sur ha actualizado su zona de búsqueda tras una pausa en los operativos. El comisionado Grant Stevens señaló que amplían el perímetro para intentar hallar nuevas pistas. Más de 100 personas, entre policía, fuerzas armadas y voluntarios, rascan el terreno bajo condiciones duras, con temperaturas que alcanzan 36 grados.
Las circunstancias de la desaparición no apuntan a abducción por desconocidos: la propiedad está aislada, sin visitantes el día de la desaparición. Tampoco hay evidencia de ataques de animales salvajes. El accionar policial ha sido cuestionado por defensores de los derechos de los niños, que denuncian errores y que la escena del crimen podría haber sido contaminada por un despliegue inicial masivo.
La familia Lamont ha preferido mantenerse fuera del ojo público. El padre, Josh Lamont, ex músico regional, vive separado de la madre Jess, y ambos han mantenido estricta privacidad. Por ahora la policía afirma no tener sospechosos ni evidencia criminal concluyente.
El caso revive el doloroso precedente de William Tyrrell, cuyo cuerpo nunca se encontró y cuyo misterio sigue abierto tras múltiples investigaciones fallidas. Expertos apuntan que el secreto y la limitación de información pública en ambos casos podrían estar complicando la resolución.
Mientras tanto, en el árido interior de Australia, la búsqueda de Gus Lamont continúa en nuevas áreas más allá de Oak Park, con la esperanza de hallar al niño o al menos alguna pista definitiva.
