El Gobierno del Reino Unido confirmó que el Departamento de Trabajo y Pensiones (DWP) está revisando cómo mejorar las reglas especiales que permiten el acceso rápido a beneficios para personas en el final de su vida.
Estas normas, conocidas como Special Rules for End of Life (SREL), se activan para quienes saben que tienen menos de 12 meses de vida y evitan largas esperas o evaluaciones médicas complejas, otorgando además los beneficios en su máxima cuantía.
El diputado laborista Paulette Hamilton pidió revisar la eficacia de estas reglas y el propio Sir Stephen Timms, ministro vinculado al DWP, confirmó que se mantienen bajo revisión continua. “El Gobierno está comprometido con que el acceso rápido se mantenga y busca mejorar la eficiencia y efectividad del sistema”, escribió Timms en respuesta parlamentaria.
Hasta ahora, para acogerse a estas reglas, los solicitantes deben demostrar que tienen una enfermedad progresiva y contar con un informe de un médico confirmando que probablemente tienen menos de un año de vida. Si no tienen un pronóstico claro, pueden solicitar que su médico respalde el trámite.
Los últimos cambios en los criterios fueron introducidos en 2023, cuando se amplió el plazo desde seis a doce meses gracias a la presión de la organización benéfica Marie Curie. La ONG sacó a la luz que, en un periodo de 18 meses hasta 2021, 280 personas murieron tras recibir un rechazo bajo estas normas y 1.860 fallecieron tras haber tenido deniegas sus solicitudes de PIP, un beneficio para discapacitados.
El proceso para solicitar beneficios bajo las reglas especiales es distinto al estándar: el beneficiario debe aplicar señalando que usa SREL y entregar un formulario médico (SR1) para certificar el pronóstico. Solo es necesario un formulario aunque se pidan distintos beneficios.
Entre las ayudas que pueden ser reclamadas con SREL están la Attendance Allowance (subsidio de asistencia), Personal Independence Payment, Employment and Support Allowance, Universal Credit y la Disability Living Allowance para menores.
Este anuncio llega en un momento en que el sistema de bienestar británico está bajo presión por retrasos y denegaciones, y señala un intento del Ejecutivo para facilitar el acceso a ayudas críticas para enfermos terminales.
El Gobierno británico quiere evitar que los pacientes en situación terminal sufran burocracia excesiva y avances lentos en la concesión de ayudas esenciales.
