El Ayuntamiento de Kolasin, Montenegro, aprobó la decisión de erigir un monumento a Amfilohije Radović, a pesar de que esta medida no contó con el respaldo del Comité de Estatutos y Normativas, según denunciaron opositores locales.
La sesión dejó ver una profunda fractura política dentro de la coalición gobernante DPS-SD-Građani Kolašina. El grupo opositor señaló que la mayoría prioriza conservar cargos y maniobras políticas por encima del interés público. La ausencia justificada del presidente de la Asamblea municipal fue por completo desatendida: no hubo reemplazo entre los veinte concejales oficialistas, hecho que exhibió falta de seriedad y responsabilidad en el manejo de funciones públicas.
El foco de la polémica se intensificó con las declaraciones del vicepresidente municipal Ivanović. Ante las preguntas de la oposición por una condena firme por poner en peligro la seguridad de ciudadanos, Ivanović respondió que está “orgulloso” de su condena penal, causando sorpresa y rechazo entre concejales, miembros del ejecutivo y medios presentes.
Aún más grave, acusó al Tribunal Superior de Bijelo Polje de estar bajo influencia política al dictar la sanción, con lo que intentó deslegitimar la justicia y presionar para mantener su puesto político en medio de rumores sobre su inminente destitución. Ni siquiera los concejales de su partido ni del movimiento Europa lo defendieron, dejando claro su aislamiento.
Decisión polémica sobre el monumento
Pese a la ausencia de consenso y las críticas por la falta de organización, el bloque gobernante impulsó la adopción de la decisión para levantar el monumento a Amfilohije Radović, líder religioso muy respetado para algunos, pero figura divisiva para otros. Para conseguir el apoyo, tuvieron que reagrupar a los concejales en la calle y celebrar una sesión posterior del Comité de Estatutos que avaló la medida.
La oposición tildó este proceder de “maniobra política para proteger intereses personales” y acusó a los mandatarios de anteponer la permanencia en el poder a cualquier respeto institucional o al debate público serio.
Kolasin atraviesa un momento tenso con elecciones locales que se aproximan y una crisis interna que amenaza la estabilidad del gobierno municipal. El episodio marca un nuevo capítulo de confrontación política en la región, reflejo de las luchas por influencia que cruzan la política local montenegrina.

































