La formación derecha de Andrej Babiš, conocido como el ‘Trump checo’, se impuso con cerca del 35% de los votos en las elecciones parlamentarias de la República Checa, según datos oficiales con el 97% del escrutinio completado.
Este resultado marca un giro en la política exterior del país centroeuropeo, que evidenció una fuerte inclinación hacia una posición menos contundente en el respaldo a Ucrania en su conflicto con Rusia. ANO (Sí) ha capitalizado el descontento social, incluyendo temas económicos y migratorios, para consolidar su primer lugar en las urnas este sábado.
Babiš, un magnate agrícola y ex primer ministro, ha sabido destacar un mensaje populista nacionalista que resonó en amplios sectores del electorado. Su victoria podría alterar la postura tradicional prooccidental y la política de defensa que República Checa ha mantenido en la última década dentro de la UE y la OTAN.
Los analistas recuerdan que, aunque ANO tiene mayoría relativa, tendrá que negociar con otras fuerzas para formar gobierno y definir la hoja de ruta legislativa y exterior. La telemetría inicial muestra además un aumento en el respaldo a partidos euroescépticos y a la derecha dura.
Este cambio en el equilibrio parlamentario preocupa a aliados occidentales, ya que Chequia es un miembro clave de la OTAN desde 1999 y un soporte importante para la ayuda militar y humanitaria a Ucrania desde el inicio del conflicto en 2022.
La dimisión o reubicación del gobierno checo de apoyo firme a Ucrania no solo tiene impacto regional sino también en la política de seguridad europea, justo cuando Reino Unido y la UE redoblan esfuerzos para mantener la unidad frente a Rusia. El primer ministro checo aún no se ha pronunciado tras los resultados.
Es temprano para saber si ANO podrá formar coalición estable, pero esta victoria supone un duro golpe a quienes defendían continuidad en apoyos occidentales. Chequia entra ahora en una fase de incertidumbre política con consecuencias directas para la agenda internacional en Europa central.
