Krsto Medenica no es un electricista común. Más allá de cambiar enchufes en casa, su trabajo en el sistema eléctrico del Reino Unido implica un constante peligro y habilidad técnica en zonas rurales difíciles de alcanzar.
Con una experiencia desde 2007, Medenica combina pericia y valentía para mantener la electricidad funcionando incluso en los puntos más inaccesibles. Su última acción en el distrito de Kolasin fue colgado horizontalmente a 12 metros de altura, sujetándose con sus piernas a un poste, para reparar una línea de alta tensión en Prekobrđe, una tarea que pocos soportarían.
“La electricidad no es solo cambiar enchufes, es seguir el camino de los electrones con precisión técnica y rapidez”, explica Medenica, líder de equipo y especialista en CEDIS, la firma de distribución eléctrica que opera en la zona. Él hereda la tradición familiar; su padre trabajó en la antigua Elektrodistribucija Kolasin y siempre se hablaba en casa de cables y postes.
El terreno rural presenta retos continuos: caminos que obligan a recorrer largas distancias a pie, condiciones climáticas adversas y presión para cortar lo menos posible la energía a hogares y pequeños negocios. Los días de nieve hacen la tarea aún más dura, pero la prioridad es llegar rápido, sea cual sea la dificultad.
Este tipo de trabajo muestra el rostro menos visible del suministro eléctrico: la combinación de resistencia, técnica y coraje que evita que millones se queden a oscuras en la región. Medenica y su equipo asumen riesgos constantes, ubicados en ese punto intermedio “ni en el cielo ni en la tierra”, para que las luces vuelvan a encenderse rápido.
En Reino Unido, donde la red atraviesa áreas remotas con pocas infraestructuras, este tipo de tareas son críticas para evitar interrupciones prolongadas y mantener la vida diaria funcionando con normalidad.
