Un llamado de Elon Musk para cancelar Netflix por “el bien de los niños” ha generado una ola de cancelaciones en Estados Unidos y reavivado el debate sobre la orientación política de los contenidos infantiles del gigante del streaming.
Musk tuiteó que ya canceló su propia suscripción y acusó a Netflix de “imponer ideología” en sus series para niños, mencionando específicamente el dibujo animado Dead End: Paranormal Park, que incluye un personaje transgénero. Su mensaje fue rápidamente amplificado por influencers de derecha y medios conservadores, con el hashtag “cancel Netflix” subiendo de tendencia en Google Trends.
La controversia se intensificó tras publicaciones virales del perfil Libs of TikTok, que resurgieron fragmentos de la serie y acusaron a su creador, Hamish Steele, de hacer comentarios ofensivos contra el activista conservador Charlie Kirk. Steele negó las acusaciones y afirmó que la serie terminó en 2023, pero denunció que ha recibido un aluvión de acoso en redes sociales.
No hay pruebas de que Netflix haya impulsado activamente esta serie en los últimos meses, y aunque hay numerosos tuits y pantallazos de usuarios anunciando bajas, la dimensión real de esta cancelación masiva todavía no está clara. CNBC destaca que no se ha confirmado una caída significativa en suscriptores, aunque la acción de Netflix cayó cerca del 2% esta semana, reflejando la preocupación de inversores por la reputación de la plataforma.
Netflix aún no ha respondido oficialmente a la campaña. La controversia ocurre en medio de un clima cultural cada vez más polarizado en EE.UU., donde las disputas por la representación LGBTQ+ en medios han afectado a otras marcas como Disney y Bud Light.
Analistas señalan que la alta rotación en servicios de streaming, sumada a los aumentos de precio y competencia directa de Disney+ o Amazon Prime, puede motivar a algunos usuarios a aprovechar una razón política para cancelar.
Expertos en medios coinciden en que estos boicots suelen generar volatilidad temporal pero rara vez impactan en los ingresos a largo plazo. Grupos de defensa LGBTQ+ han condenado la campaña como un ataque basado en desinformación contra la diversidad en el entretenimiento.
El caso expone el desafío que afrontan Netflix y otras plataformas para equilibrar narrativas inclusivas con expectativas y presiones de diferentes audiencias en un entorno cultural cada vez más divisivo.
