Un informe publicado esta semana sostiene que los hogares en Escocia podrían ganar hasta £10,200 más al año si Escocia fuera un país independiente. La cifra se basa en un análisis de la Resolution Foundation que compara la renta media y la desigualdad en países de tamaño similar al Reino Unido.
El documento, titulado “Fresh Start with Independence”, fue presentado en Edimburgo por el Viceprimer Ministro y líder económico del SNP, John Swinney, que advirtió sobre un “giro a la derecha” en la política británica bajo Westminster, impulsado por figuras como Nigel Farage.
“La urgencia y necesidad de la independencia es ahora más clara y la oportunidad está en mejores niveles de vida”
dijo Swinney en un evento en la National Portrait Gallery.
El informe aclara que esa mejora económica no sería inmediata ni automática con la independencia. Más bien, refleja el potencial que tendría Escocia para cerrar brechas si estableciera su propia política económica, algo que el estudio señala como imposible hoy dentro del Reino Unido.
En la rueda de prensa, Swinney insistió en que la alternativa a permanecer en el Reino Unido, marcado por políticas cada vez más conservadoras, es construir un Estado-nación capaz de igualar a las economías más productivas del norte de Europa.
La publicación llega días antes del congreso del SNP, donde Swinney propondrá buscar una segunda votación de independencia si su partido gana mayoría en las elecciones del próximo año. Esta opción choca con la negativa del Gobierno británico de permitir otro referéndum legal.
Mientras tanto, los opositores piden que los comicios de mayo se consideren de facto un referéndum, pero esa postura no cuenta con apoyo oficial en Londres.
El debate sobre la independencia vuelve a agitar la política escocesa en pleno auge del nacionalismo, con una clara división sobre el futuro económico y político de Escocia dentro o fuera del Reino Unido.
