Francia vuelve a nombrar a Sébastien Lecornu primer ministro en medio de una crisis política e económica sin precedentes, apenas una semana después de su renuncia.
El presidente Emmanuel Macron apuesta por Lecornu, el cuarto primer ministro en menos de un año, para intentar poner fin a la inestabilidad que paraliza el segundo mayor economy de la Unión Europea.
“No había muchos candidatos”, reconoció Lecornu al ser oficialmente reappointado el viernes por la noche. Explicó que aceptó regresar por la urgencia de encontrar soluciones financieras y cumplir con los plazos para presentar el presupuesto nacional. Pero advirtió que su permanencia dependerá de que la clase política le dé respaldo en la fracturada Asamblea Nacional.
“O las fuerzas políticas me apoyan y nos acompañamos, o no”, dijo Lecornu durante una visita a una comisaría en L’Hay-les-Roses, en las afueras de París.
Macron enfrenta meses críticos. Su bloque centrista no tiene mayoría absoluta y las tensiones internas crecen. La oposición, desde la extrema derecha hasta la izquierda radical, rechazó la designación de Lecornu y exige cambios profundos, especialmente para derogar una polémica reforma que eleva la edad de jubilación. Lecornu evitó referirse a este tema.
En un contexto de deuda pública creciente y pobreza en aumento, la sucesión acelerada de gobiernos débiles ha aumentado la incertidumbre, con mercados y socios europeos preocupados por el rumbo de Francia, clave para la estabilidad del eurozona.
El nuevo primer ministro no dio fechas para conformar un gobierno ni nombres para su gabinete, solo aseguró que nadie con aspiraciones presidenciales para 2027 formará parte del equipo.
Con la sombra de un posible voto de censura sobre su mandato, Lecornu lanzó un llamado a la calma y a la responsabilidad política para que Francia pueda cumplir con sus compromisos financieros y evitar nuevas turbulencias.
