El gobierno irlandés se comprometió a abrir una investigación sobre la atención médica a niños con escoliosis y espina bífida tras la muerte del niño Harvey Morrison Sherratt este año.
Harvey, de nueve años, sufría ambas condiciones y esperó años una operación de columna que tardó en llegar hasta diciembre pasado. En ese tiempo, la curvatura de su columna pasó de 75 a 130 grados, causando una torsión grave en su caja torácica que afectó sus pulmones y corazón. El retraso en la cirugía impidió corregir completamente su malformación.
Los padres de Harvey, Gillian Sherratt y Stephen Morrison, se reunieron con el Tanaiste Simon Harris y la ministra de Salud Jennifer Carroll MacNeill para exigir cambios en el sistema sanitario. “Esperamos que esta investigación traiga justicia para Harvey y cambios reales”, dijo Sherratt tras el encuentro en Leinster House, Dublín.
La investigación será diseñada junto con grupos de defensa como la Scoliosis Advocacy Network y la Spina Bifida Hydrocephalus Paediatric Advocacy Group, confirmaron las autoridades en la reunión. Habrá un seguimiento en tres semanas para definir los términos y asegurar avances en la atención pediátrica especializada.
El director ejecutivo del Servicio de Salud Irlandés (HSE), Bernard Gloster, pidió disculpas a la familia por la experiencia que calificó de dejarlos “a merced del sistema”.
Harvey falleció el 29 de julio, y su caso ha desatado protestas y movilizaciones en Dublín exigiendo mejores cuidados y reducción de demoras en intervenciones críticas para niños con enfermedades crónicas.
La atención a escoliosis y espina bífida en niños es un tema sensible en Irlanda, donde las listas de espera y falta de recursos han aumentado la mortalidad y sufrimiento de pacientes vulnerables.
