Jesper Karlsson, reciente fichaje del Aberdeen FC, no se desespera pese al arranque nefasto del equipo en la Scottish Premiership y la Conference League.
El Dons suman solo un punto en la liga, sin goles a favor, y acumulan cuatro derrotas seguidas tras caer 3-2 ante el Shakhtar Donetsk esta semana. Son colistas y lejos del nivel que mostraron al ganar la Scottish Cup en mayo.
Karlsson rompió un período de seis semanas sin anotar para Aberdeen al marcar un penalti frente a Shakhtar. Su mensaje desde Pittodrie es de confianza, sustentado en su propia experiencia de 2023 con Bologna. Empezó sin goles en sus primeros tres partidos en la Serie A, pero su equipo terminó quinto y clasificó a Champions League.
“Vi esta situación en Italia con Bologna, todos estaban preocupados por no marcar, pero conseguimos un puesto en Champions y terminamos entre los mejores,” dijo Karlsson.
El sueco insiste en que Aberdeen sigue creando oportunidades, solo que les falta la suerte y la conexión en la cancha.
“Hemos tenido el balón en los postes y el larguero, pero hay que mantener la fe y el trabajo,” aseguró. “Este es solo el comienzo.”
La confianza de Karlsson contrasta con el creciente descontento en la afición, que cuestiona al entrenador Jimmy Thelin. Pese a la mala dinámica – solo cinco victorias en 33 partidos de liga desde noviembre pasado – la directiva, encabezada por Dave Cormack, mantiene su respaldo al técnico.
El equipo buscará cambiar el rumbo este domingo cuando reciban al Dundee. Karlsson avisa que el rival será duro, pero su apuesta es que Aberdeen debe creer en su plantilla para mejorar ya mismo.
“Somos un equipo nuevo, con muchos jugadores nuevos. Hay que comprenderse mejor en el campo y encontrar el ritmo,” dijo Karlsson sobre la necesidad de tiempo para integrar a la plantilla. “El buen partido contra Shakhtar debe servir para levantar ánimo.”
En resumen, Aberdeen arrastra problemas que van más allá de este inicio malo. La victoria de la Scottish Cup queda como anomalía en una tendencia negativa que dura meses. Pero el sueco quiere mantener encendida la esperanza con su experiencia y no quiere que la frustración dictamine ya el futuro inmediato en Pittodrie.
