Areece Lloyd-Hall, de 18 años, fue condenado en la Old Bailey por el asesinato de Harry Pitman, un chico de 16 años, durante la celebración del Año Nuevo en Londres.
Los hechos ocurrieron mientras Harry, de tan solo 16 años, observaba los fuegos artificiales a medianoche cuando fue apuñalado fatalmente. Lloyd-Hall, que estaba presente en la fiesta, utilizó un cuchillo para acabar con la vida del adolescente.
El juicio reveló detalles sobre cómo una celebración que debería ser de alegría terminó en tragedia. Los fiscales presentaron pruebas contundentes que llevaron a la condena sin duda alguna.
La policía y las autoridades judiciales insistieron en que este tipo de violencia no puede ser tolerada, especialmente en eventos públicos donde acuden familias y jóvenes a celebrar.
La condena de Lloyd-Hall envía una señal clara sobre la lucha contra la delincuencia con armas blancas en la capital británica, un problema que las fuerzas del orden intentan contener con operaciones y controles especiales.
La familia de Harry Pitman pidió respeto y privacidad mientras afronta la pérdida de un joven con toda la vida por delante.


































