En Montenegro no hubo ninguna conmemoración pública por el aniversario del desplome del techo en la estación de tren de Novi Sad, que dejó 16 muertos en Serbia.
Así lo crítica el escritor y analista político Brano Mandić, quien destacó que en Serbia sí se realizaron actos oficiales y movilizaciones de la diáspora por esta tragedia ocurrida hace un año.
En una entrevista reciente junto al periodista Duško Vuković en el programa Zinzulas, Mandić explicó que la comunidad serbia en Montenegro vive una situación de represión política y miedo a expresar una identidad política y cultural diferente a la que impone el poder local, dominado por el apoyo al líder serbio Aleksandar Vučić.
Según Mandić, ningún partido político, organización cultural, ni la Iglesia ortodoxa serbia en Montenegro organizaron actos de recuerdo o homenaje. Montenegro, donde una gran parte de la población se identifica como serbia, mantiene un control férreo sobre cualquier expresión disidente dentro de esta comunidad.
El escritor señaló que el panorama político es monolítico, con fuerte presión de grupos nacionalistas y religiosos, y castigos duros a quienes intentan romper ese consenso. Los políticos “despiertos” o liberales dentro del srpstvo en Montenegro enfrentan amenazas, aislamiento y ataques incluso mayores que los dirigidos hacia enemigos históricos.
Además, Mandić denunció cómo el aparato político y religioso fomenta una mezcla tóxica de culto a figuras controvertidas como los colaboradores chetniks y crea un ambiente donde la libertad de pensamiento está severamente limitada.
“La comunidad serbia en Montenegro se utiliza como un recurso político sin voluntad propia, un ‘biocombustible’ para intereses ajenos, y quienes lideran están dispuestos a humillarse para mantener el control”, afirmó.
Este discurso ocurre en un contexto donde Serbia vive una fuerte división política que se refleja en su lucha por cambiar gobierno, mientras en Montenegro el control sobre la identidad serbia se mantiene rígido y con poca apertura para posiciones cívicas o de izquierda.
Finalmente, Mandić lanzó un llamado implícito a la liberación política y cultural de los serbios en Montenegro, advirtiendo que el miedo y la represión solo promueven el estancamiento y la división.

































