El panorama artístico actual en Nueva York muestra una respuesta directa a la tensión política y social global con exposiciones que trazan paralelismos entre poder, violencia y vigilancia. La muestra más destacada es la del estadounidense Sam McKinniss en la galería Jeffrey Deitch, donde se expone su obra Black Angus at Night, un retrato inquietante de una vaca bajo un cielo nocturno que evoca imágenes judiciales y de castigo.
La pintura, con su realismo opulento, cuestiona las reglas del poder y la brutalidad del sistema carcelario, mezclando lo pastoral con lo penal en un solo marco visual. Este trabajo forma parte de su serie “Law and Order,” que incluye figuras públicas de poder y marginalidad como Marco Rubio, «Chuck Bass» de la serie Gossip Girl y el fenómeno mediático Jeremy Meeks, conocido como «el felón sexy» por su salto a la fama tras una foto policial viral.
A pocas calles, la galería Peter Freeman Inc. presenta al artista eslovaco Roman Ondak, quien explora los códigos opresivos del antiguo bloque soviético con objetos cotidianos cargados de amenaza latente, desde tableros de ajedrez incompletos hasta tazas usadas puestas bajo vitrinas. La muestra Waiting for Someone to Ring at My Door evoca la paranoia y vigilancia de un estado policial disfrazado de rutina.
Ondak también tiene presencia en Chelsea, en un colectivo curado por Gabriel Orozco en Kurimanzutto, titulado “Why Socialism? By Albert Einstein.” La exposición invita a reflexionar sobre la vigencia del socialismo ante un mundo plagado de crisis sociales y ecológicas actuales, iniciando con el texto de Einstein que actúa como un manifiesto para la muestra.
Llama la atención la instalación Lluvia de Aplausos de Orozco, con paraguas negros suspendidos que acompañan el sonido de aplausos sin público, una metáfora de falsas victorias y esperanzas rotas. Junto a obras de Wilfredo Prieto y Minerva Cuevas que cargan con simbolismos de desmantelamiento político y social, el ambiente se torna sombrío y crítico.
La galería Gagosian en Twenty-Fourth Street expone a la polémica artista Cady Noland, que tras veinte años vuelve con obras sobre el grave declive cultural y moral de Estados Unidos, usando desde latas de cerveza a barricadas. La muestra incluye simultáneamente pinturas del fallecido Steven Parrino, cuyas piezas devastadas dialogan con la atmósfera de caos y brutalidad de Noland.
En Chinatown, la galería Francis Irv presenta el trabajo fotorealista de Megan Marrin que reinterpreta objetos kitsch de Hollywood, y en Chapter NY, el nominado al premio Turner Rene Matić expone sobre el cuerpo y la sombra, enfatizando la incertidumbre y la vulnerabilidad en momentos políticos convulsos para la comunidad LGBTIQ+ en Londres y más allá.
Para quienes buscan un contrapeso, el Whitney Museum de Nueva York exhibe “Sixties Surreal,” una revisión histórica que reivindica la figuración excéntrica y provocadora de la década de los 60, frente a la frialdad del minimalismo y el pop. Las obras muestran el impacto de la guerra de Vietnam, las luchas por derechos civiles y las crisis políticas de la época con imágenes de violencia, carne en descomposición y civilización al borde del colapso.
En un año marcado por una sensación generalizada de incertidumbre y polarización, esta oleada de exposiciones en Nueva York subraya cómo el arte responde al mundo político actual con crítica, ironía y denuncia. No se trata solo de estética, sino de un registro urgente del momento histórico que vivimos.
