Lewis Moody, exjugador y campeón del mundo de rugby con Inglaterra en 2003, ha anunciado esta semana que padece esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad neurodegenerativa incurable.
El histórico número 7, conocido como “Mad Dog” por su estilo agresivo y competitivo, recibió el diagnóstico hace dos semanas. Moody tiene 47 años y en su carrera acumuló 71 internacionalidades con Inglaterra y tres participaciones con los British and Irish Lions. Fue pieza clave en la era dorada de su club Leicester Tigers.
Moody contó en BBC Breakfast que sus síntomas actuales son leves, con algo de atrofia muscular en mano y hombro, y que no se siente enfermo por ahora.
“No siento que algo esté mal, todavía puedo hacer todo lo que quiero y espero continuar así el mayor tiempo posible”, dijo Moody.
Desde que se publicó la noticia el lunes, Moody ha recibido un aluvión de mensajes de apoyo de excompañeros, clubes y seguidores. Inglaterra Rugby lo calificó como uno de los jugadores “más duros y valientes” y pidió respeto para la privacidad que él y su familia necesitan mientras procesan la noticia.
El rugby inglés recuerda también a otras víctimas de esta enfermedad hoy en el deporte, como Doddie Weir, Rob Burrow y Joost van der Westhuizen. Burrow, amigo y compatriota, murió en 2024 tras luchar años contra la ELA.
Kevin Sinfield, jugador y ahora activista contra la ELA, se comprometió a apoyar a Moody. Sinfield ha recaudado más de £10 millones para la investigación tras el diagnóstico de Burrow en 2019.
“Lewis y su familia tienen todo mi apoyo, vamos a seguir luchando juntos contra esta enfermedad”, afirmó Sinfield.
También el exjugador Ed Slater, diagnosticado en 2022, transmitió su respaldo directo: “Estaremos aquí cuando me necesites”.
La enfermedad, que suele provocar la muerte por desgaste muscular progresivo, también afecta a otros deportistas de élite en Reino Unido, aunque los expertos insisten en que no hay vínculo claro entre la práctica deportiva y la enfermedad.
Moody, que se retiró tras 16 años de carrera en Leicester y Bath, afronta ahora su mayor desafío lejos de los campos, junto a su esposa Annie y sus dos hijos. En un mensaje en redes sociales, pidió respeto y espacio para él y su familia, prometiendo seguir “abrazando la vida”.
