Montenegro se compromete a imponer un régimen de visado completo para ciudadanos de Turquía y Rusia antes de cerrar las negociaciones de adhesión con la Unión Europea, según fuentes gubernamentales y de la UE consultadas por el medio local Pobjeda.
El requisito forma parte de los criterios finales del Capítulo 24, que regula la política de visados y migración dentro de las negociaciones de adhesión. Varias fuentes indican que este proceso podría extenderse hasta finales de 2026, pero Bruselas insiste en la necesidad de que todo el régimen de exención de visados se alinee con la política comunitaria.
La armonización implicará que Montenegro elimine el libre acceso a ciudadanos de países que la UE considera deben obtener visado, una lista que incluye a Rusia, Turquía, China y otros. El mensaje desde Bruselas es claro: las normas nacionales deben coincidir con las europeas antes de que Montenegro concluya su proceso de ingreso.
La reciente decisión del gobierno montenegrino de introducir visados temporales para turcos fue observada con atención por la Comisión Europea. Guillermo Mercier, portavoz de la Comisión, declaró que esperan “un progreso constante hacia una completa armonización” con la política de visados de la UE.
“EU toma nota de la decisión temporal de Montenegro sobre Turquía y espera avances en la política de visados conforme a los criterios del Capítulo 24” – Guillermo Mercier, Comisión Europea
Por su parte, el primer ministro Milojko Spajić señaló que lanzarán negociaciones bilaterales con Ankara para mantener la cooperación y proteger la actividad económica, buscando “un modelo que beneficie a ambas partes”.
La Agenda de Reformas 2024-2027 establece que el fin del libre régimen de visados para estos países debe completarse para 2027. Las labores estarán a cargo del Ministerio de Exteriores y el Ministerio del Interior. Al cierre de cada año, Bruselas evaluará el cumplimiento de esos objetivos.
Este paso marca un giro importante para Montenegro, que hasta ahora disfrutaba de una política de exención más amplia que la mayoría de los países candidatos, especialmente con Turquía. La necesidad de adaptarse a la UE choca con intereses económicos y diplomáticos, pero la presión comunitaria es firme.
En Londres y otros puntos de Europa, la evolución del proceso montenegrino se sigue con interés, ya que refleja las tensiones que enfrentan los países balcánicos para acercarse al bloque comunitario mientras equilibran relaciones estratégicas con Turquía y Rusia.


































