Plaid Cymru ha puesto fin a más de un siglo de dominio del Labour en Caerphilly al ganar la elección parcial con una ventaja de 11 puntos.
La histórica victoria se produjo en una circunscripción que hasta ahora había sido un bastión indiscutible del Labour, incluso en momentos en que el partido perdía terreno en otras zonas de Gran Bretaña.
La elección fue convocada tras la muerte repentina del miembro del Senedd por Labour, Hefin David, quien falleció en agosto a los 47 años. La candidata de Plaid, Lindsey Whittle, veterana de casi 50 años en el consejo local, aseguró que el legado de David será difícil de igualar y prometió un “nuevo liderazgo” para la región.
Aunque muchos percibían a Reform UK como favorito, la formación quedó en segundo lugar con el 36% de los votos, detrás de Plaid. La irrupción de Reform – la formación de derecha que ha crecido rápidamente en varias zonas de Reino Unido – agita ahora el mapa político galés. Sin embargo, los datos sugieren que gran parte del voto a Plaid vino de antiguos votantes laboristas que apostaron por esta opción para evitar que Reform ganara.
Whittle reconoció el voto táctico detrás de la victoria: un 30% de quienes respaldaron a Labour en 2021 optaron ahora por Plaid para frenar a Reform, cuyo candidato era Llyr Powell, exmilitante conservador con pasado en UKIP. Su campaña puso énfasis en la inmigración y el rechazo a políticas como el límite de velocidad de 20 mph, aunque estos temas tienen menor impacto real en Caerphilly, donde menos del 3% de la población ha nacido fuera del Reino Unido.
Un momento clave se vivió cuando una votante cuyos familiares son de minorías étnicas criticó abiertamente a Powell por su retórica, lo que pudo haber frenado el avance de Reform, especialmente entre mujeres.
El Labour vive una tremenda crisis en Caerphilly. La selección del candidato Richard Tunnicliffe desató protestas internas y falta de apoyo local. Varias fuentes internas describen la campaña como “caótica” y “desgastada”. Incluso se acusa a líderes locales de no involucrarse en la movilización. Esto en un territorio donde hasta ahora Labour era camisa de fuerza electoral.
El exlíder del consejo local y veterano del partido, Sean Morgan, renunció a su cargo días después de empezar la campaña, denunciando la elección del candidato y el estado “desastroso” del partido en Gales.
Caerphilly, conocida por su emblemático castillo del siglo XIII y su historia minera, muestra ahora la erosión de la lealtad a Labour, después de décadas de abandono percibido ante problemas como la crisis sanitaria y la subida del coste de vida.
Esta derrota tiene indicios de ser un aviso nacional para el Labour galés y el británico. El reciente pronóstico electoral apunta a un posible gobierno de coalición de derecha en Gales por primera vez en la historia, con Plaid y Reform arrebatando terreno al partido tradicional.
El líder de Plaid, Rhun ap Iorwerth, llamó a consolidar lo que llamó “un nuevo comienzo” en la política galesa, mientras que en el seno laborista hay quienes admiten haber perdido el control del relato.
Con las elecciones al Senedd a la vuelta de la esquina, la batalla en Caerphilly no es un caso aislado, sino un reflejo de un cambio profundo que enfrenta Labour en sus antiguas fortalezas.


































