La ciudad de Podgorica se convirtió ayer en un foco inesperado de calma y unidad en medio de crecientes tensiones étnicas y ataques antiturcos en Montenegro. El partido de baloncesto entre KK Budućnost Voli y el líder turco Beşiktaş, declarado de alto riesgo, prometía ser un foco de conflicto en un momento donde el discurso xenófobo amenazaba con dividir aún más a la sociedad.
Sin embargo, la jugada salió al revés: no hubo incidentes, ni insultos, ni violencia en la abarrotada cancha ni en las gradas. En cambio, primó el respeto al deporte y a los rivales, un claro mensaje contra la intolerancia en el corazón de Europa. Los jugadores locales ganaron el encuentro, pero el resultado pasó a un segundo plano.
El verdadero impacto llegó con la salida conjunta al final del partido de los niños del club, que caminaron tomados de la mano con los jugadores vistiendo camisetas con la frase “Mir nije samo riječ” (La paz no es solo una palabra). Este gesto silencioso resonó más fuerte que cualquier titular o pancarta: en tiempos convulsos, recordaron que la paz debe practicarse, no solo pronunciarse vacía de contenido.
Un gesto diplomático clave dio aún más peso al evento: el embajador de Turquía en Montenegro asistió en la zona VIP del estadio, sin protagonismos ni discursos, simbolizando un compromiso tácito con el diálogo. Su presencia fue recibida como un acto de confianza mutua en un contexto donde esperaban divisiones y confrontaciones.
Los organizadores y jugadores de KK Budućnost Voli merecen reconocimiento no solo por su desempeño deportivo, sino por interpretar el deporte como un espacio de madurez social y unión. La velada fue un mensaje claro para la región y Europa: Podgorica no es ni será un escenario de odio, sino un ejemplo de civilidad y respeto.
Con esta exhibición de control, responsabilidad y dignidad, la ciudad apuesta a un futuro donde las diferencias se resolvieran sin miedo ni prejuicios. Este partido demostró que, incluso en tiempos convulsos, el deporte puede vencer al odio y tender puentes cuando el mundo más los necesita.


































