Un grupo organizado que incluía empleados de Liverpool FC confesó esta semana ante el Liverpool Crown Court su implicación en un fraude millonario de reventa de entradas oficiales a precios inflados. Entre los acusados destaca Joseph Johnson, quien admitió conspiración para cometer fraude usando su posición y suplantación de identidad, tras operar desde un despacho alquilado en un colegio de formación profesional en Kirkby.
El fraude se extendió durante años y usó más de 1,000 membresías falsas para obtener entradas destinadas a residentes locales a solo £9 y revenderlas por más de £40, llegando a sumar ganancias de hasta £15,000 por evento solo en reventa local, según mensajes recuperados. Johnson, autodenominado “Billy big balls” en chats, comparó a uno de sus colaboradores con el legendario ladrón del tren Ronnie Biggs, demostrando la envergadura criminal del esquema.
Entre los implicados estaban también Louis James y James Johnson, empleados del club renegados que facilitaron el acceso a las entradas, así como Liam Rice y Lee Smith, quienes participaron en la creación de la web Seatfinder UK. Esta plataforma operaba a nivel nacional e internacional desde 2018, incluso habiendo registrado el negocio en Dubái para evadir la legislación británica.
La investigación policial arrancó tras detectar irregularidades en la venta de “local general sale tickets” para juegos en Anfield, donde se usaron las mismas tarjetas bancarias y direcciones dudosas —incluyendo un hotel céntrico de Liverpool— para comprar decenas de entradas en nombres falsos.
Se encontraron teléfonos y computadoras con chats de WhatsApp entre los acusados con decenas de miles de mensajes y miles de imágenes, que detallaban conspiraciones, instrucciones para ampliar el negocio y movimientos financieros sospechosos. Se citó incluso un local con decenas de ordenadores, un ‘Amazon’ de entrada de fútbol ilegal desde donde operaban la venta masiva.
Johnson y otros cuatro hombres enfrentan sentencias en noviembre. La Fiscalía destacó que usaban a familiares y conocidos para abrir cuentas y blanquear “cientos de miles de libras”, con fondos pasando además por negocios de peluquería vinculados a la red para ocultar el rastro.
Los cargos incluyen conspiración para cometer fraude por abuso de posición y por falsas representaciones. Mientras, la policía de Merseyside investigó y clausuró el local en plena pandemia tras la sospecha de que la mayor parte del equipo había sido retirado del sitio. No sólo Liverpool FC resultó afectado, sino también otros clubes de la Premier League, según anticipó la Fiscalía.
Este caso pone de relieve cómo redes internas logran degradar la integridad del acceso a eventos deportivos en Reino Unido, perjudicando directamente a aficionados locales y generando millones en beneficios ilegales. El tribunal espera dictar sentencias ejemplares en la próxima audiencia.


































