El Reino Unido firmó esta semana un acuerdo con Vietnam para acelerar la deportación de migrantes ilegales vietnamitas que no tengan derecho a quedarse en el país.
El pacto, descrito por Downing Street como el más fuerte que Vietnam ha firmado con cualquier otro país en materia migratoria, podría cuadruplicar el número de retornos efectivos. Sir Keir Starmer estampó su firma junto a To Lam, secretario general del Partido Comunista de Vietnam, en una ceremonia en Downing Street.
Starmer aseguró que el acuerdo reducirá hasta en un 75% el tiempo para procesar documentos y podría llegar a un ahorro del 90% en los trámites, con el objetivo de agilizar las expulsiones y ahorrar dinero público.
“Este acuerdo histórico manda un mensaje claro: si vienes al Reino Unido de forma ilegal serás devuelto rápidamente”,
dijo Starmer tras firmar el pacto.
La ministra del Interior, Shabana Mahmood, también firmó el acuerdo junto a su homólogo vietnamita. Insistió en que el país ha sufrido demasiado tiempo sin poder expulsar a quienes no tienen derecho a estar en territorio británico y prometió “hacer lo que haga falta para asegurar nuestras fronteras”.
Esta iniciativa se enmarca en una estrategia más amplia de cooperación internacional para frenar la inmigración ilegal y desmantelar redes criminales que operan en ambos países.
Asuntos bilaterales y polémicas
Además del acuerdo migratorio, Reino Unido y Vietnam acordaron un nuevo pacto estratégico para trabajar conjuntamente en defensa, seguridad, comercio, clima y desarrollo económico. To Lam invitó formalmente a Starmer a visitar Vietnam para fortalecer los lazos bilaterales.
La firma llega en un momento delicado. La BBC informó que un periodista vietnamita de su plantilla lleva meses atrapado en Vietnam tras viajar para renovar su pasaporte y visitar a su familia, reflejando tensiones en términos de movilidad.
Las autoridades británicas aseguran que esta cooperación con Vietnam representa un avance significativo en su política migratoria. Según Downing Street, las llegadas ilegales de vietnamitas ya se han reducido a la mitad, pero el gobierno insiste en que aún queda trabajo para controlar las fronteras.


































