El gobierno británico anunció este fin de semana un plan para otorgar a la policía mayores poderes para controlar las protestas en Londres, tras cientos de arrestos en manifestaciones contra la proscripción del grupo Palestina Action.
La ministra del Interior, Shabana Mahmood, dijo en Sky News que la policía podrá obligar a los manifestantes a cambiar de ubicación si generan “desórdenes repetidos”. La nueva legislación permitirá además imponer limitaciones de tiempo o trasladar las protestas a otras áreas, aunque Mahmood aclaró que no se trata de una prohibición total.
Durante un fin de semana marcado por la detención de casi 500 personas en manifestaciones en la capital, la protesta contra la prohibición de Palestina Action no cesa. Este grupo fue vetado en julio bajo la ley antiterrorista después de que algunos miembros dañaran aviones en una base militar, alegando oposición a su uso en conflictos en Gaza y Oriente Medio.
El colectivo Defend Our Juries, que organiza las protestas, prometió intensificar las movilizaciones en noviembre y calificó las nuevas medidas como un “ataque a la democracia” que solo avivará la resistencia.
Shami Chakrabarti, experta en derechos civiles y exabogada de la oposición laborista, advirtió que estas medidas podrían caer en manos del líder de la derecha, Nigel Farage, activo actualmente en las encuestas y posible aspirante a primer ministro. “La protesta callejera debe ser una molestia para ser efectiva, pero restringirla más puede ser peligroso si el poder pasa a manos faragistas”, dijo.
Organizaciones defensores de derechos humanos como Amnesty International UK y Liberty rechazaron las nuevas reglas. Tom Southerden, de Amnistía, consideró la propuesta “absurda” y un intento “cínico” de aparentar firmeza. Akiko Hart, de Liberty, afirmó que la policía ya tiene amplios poderes y que reforzarlos solo pone en riesgo las libertades sin garantizar seguridad tras ataques violentos como el ocurrido en Manchester.
El ataque en Manchester ocurrió el jueves y dejó dos muertos y cuatro heridos cuando un hombre de doble nacionalidad sirio-británica, Jihad al-Shamie, embistió con un coche a un grupo frente a la sinagoga Heaton Park y luego apuñaló a varias personas.
Tras el atentado, autoridades y grupos proisraelíes pidieron cancelar la manifestación del sábado contra la proscripción de Palestina Action, pero los organizadores rechazaron la petición, alegando que suspender la protesta sería “una victoria para el terror”.
La escalada de tensiones y la respuesta gubernamental marcan un punto crítico en el debate sobre el derecho a protestar en Reino Unido, con posibles implicaciones políticas de cara a las elecciones y un aumento en la confrontación social.
