Sarah Ferguson fue informada esta semana que debe abandonar Royal Lodge, la residencia que ocupó durante años junto a Prince Andrew.
Fuentes cercanas habían reportado que ambos cambiarían la mansión de Windsor por dos propiedades nuevas, pero ahora se confirma que Ferguson no recibirá ninguna vivienda oficial.
Andrew sí se trasladará a una nueva residencia, mientras que Ferguson queda fuera de la estructura oficial de alojamiento real.
La noticia marca un cambio importante para Ferguson, quien conservará títulos honoríficos pero pierde el beneficio residencial como consorte del duque de York.
En paralelo, sus hijas, Princess Beatrice y Princess Eugenie, mantienen sus títulos y privilegios reales sin alteración.
Royal Lodge, ubicado en Windsor, es una de las propiedades emblemáticas de la familia real utilizada tradicionalmente para hijos y herederos. La salida de Ferguson refleja ajustes internos en el alojamiento de la monarquía.
El movimiento ocurre en un momento en que la casa real revisa costes y estructura tras varios escándalos públicos relacionados con Andrew y el mantenimiento del patrimonio familiar.
Por ahora, no se han difundido detalles sobre dónde vivirá Ferguson ni sobre el futuro rol de Andrew dentro de la familia.
 
						
									


































 
					 
								
				
				
			 
							 
							 
							 
							 
							 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				