Christopher Berry, sospechoso en un caso de espionaje para China, fue detenido en Heathrow en febrero 2023 con una maleta que contenía £4,000, confirmaron fuentes cercanas al caso. La detención se produjo casi seis semanas antes de su arresto formal por sospecha de espionaje.
Berry, un académico, fue interceptado bajo la legislación antiterrorista en el aeropuerto tras llegar de China. La policía confiscó su teléfono y ordenador, descubriendo vínculos con Chris Cash, un asistente parlamentario también acusado de colaborar con inteligencia china.
Según las investigaciones, un agente chino identificado solo como “Alex” habría entregado el dinero a Berry. Se sospecha que Berry elaboró al menos 34 informes para esta red, diez de ellos con información perjudicial para la seguridad nacional del Reino Unido.
El caso apunta a un posible receptor de esta inteligencia en Westminster: Cai Qi, uno de los altos cargos más cercanos al presidente Xi Jinping.
La policía metropolitana declaró que Berry fue detenido bajo Schedule 3 del Counter-Terrorism and Border Security Act 2019 pero no arrestado en ese momento. Las investigaciones continuaron hasta que fue formalmente acusado semanas después.
Solo un mes antes del juicio, la causa contra Berry y Cash se derrumbó, provocando un fuerte rechazo en el Parlamento británico y entre cuerpos de seguridad. La directora de la fiscalía citó falta de pruebas claras, destacando que el principal testigo del gobierno, el asesor de seguridad Matthew Collins, no pudo confirmar que China supusiera una amenaza activa para la seguridad nacional.
Una reunión secreta convocada por el asesor de seguridad nacional, Jonathan Powell, con 20 altos funcionarios, entre ellos el jefe de MI5 Sir Ken McCallum y el máximo funcionario del Foreign Office Oliver Robbins, intentó resolver la situación justo antes del juicio. Según fuentes, Robbins mostró preocupación por el impacto diplomático que el proceso podría tener con Pekín, tras meses de silencio sobre el caso.
El escándalo desató duras críticas de parlamentarios opositores, que acusan al gobierno de Rishi Sunak de priorizar las relaciones comerciales con China sobre la seguridad nacional británica. Sir Iain Duncan Smith, copresidente de la Inter-Parliamentary Alliance on China, calificó el manejo gubernamental como “una farsa peligrosa” y pidió explicaciones por el cierre del caso.
El caso expone tensiones crecientes entre Londres y Pekín, y deja en evidencia los desafíos para perseguir casos de espionaje cuando hay intereses económicos en juego. La policía continúa investigando posibles fallos y vínculos de inteligencia que podrían afectar la seguridad del Reino Unido.
