Los trabajadores de la industria del acero en Gales se enfrentan a recortes salariales de hasta el 65% durante la temporada navideña debido a un cierre prolongado en tres plantas de Tata Steel, según informó el Senedd esta semana.
David Rees, presidente del grupo transversal sobre acero en el Parlamento galés, calificó la situación como “catastrófica” para las familias que aún lidian con las consecuencias de más de 2,000 despidos tras el cierre de los altos hornos.
El cierre afectará las instalaciones en Port Talbot (el molino caliente), así como las líneas de producción en Llanwern y Trostre. Según Rees, este tipo de recorte salarial es inusual; hasta ahora, durante parones o furloughs (suspensiones temporales), los empleados recibían su salario completo.
“Se habla de pagos básicos del 65%, eso es nuevo y supone una gran pérdida de ingresos en una época en la que las familias necesitan ese dinero”
El diputado laborista destacó además las presiones externas que afectan al sector: aranceles del 50% impuestos por Estados Unidos, planes de la Unión Europea para reducir las cuotas de importación, y la entrada masiva de acero barato de China y Vietnam al mercado británico.
Jack Sargeant, representante del Gobierno galés, confirmó que el Ejecutivo mantiene diálogo regular con Tata y los sindicatos y que la ministra de Economía, Rebecca Evans, incluso sostuvo reuniones recientes con representantes del gobierno británico para abordar la crisis y la estrategia de importaciones.
El próximo día 16 está prevista una reunión crucial del consejo de transición de Tata, un paso clave para definir el futuro del grupo en Gales.
Luke Fletcher, portavoz de economía de Plaid Cymru, calificó los recortes del 65% como “devastadores” y advirtió que ya se están firmando despidos de contratistas por el impacto de esta noticia.
“Este golpe podría destrozar la confianza en una industria clave que ya está en mínimos históricos”
Por su parte, Samuel Kurtz, diputado conservador, pidió que el Gobierno presione más a Tata Steel para asegurar la transición necesaria hacia hornos eléctricos en Port Talbot, parte de los planes para una producción más sostenible.
Rees urgió a los gobiernos galés y británico a tomar medidas urgentes ante la presión europea y estadounidense, para evitar que el acero importado siga desplazando la producción local y ponga en riesgo todo un sector vital para la economía galesa.
Este anuncio llega en un momento muy delicado para las comunidades industriales galesas, cuyo futuro depende en gran medida del desarrollo de una estrategia sólida y el apoyo estatal.
