Donald Trump ha cambiado su postura y ahora admite conocer y apoyarse en Project 2025, un plan ultraconservador que busca transformar radicalmente la política estadounidense si retoma la presidencia.
Menos de un año desde que inició un posible segundo mandato, Trump, que durante la campaña electoral negó vínculos con este proyecto, reconoció públicamente que reuniones recientes con figuras clave del plan están ayudando a definir su agenda. En particular, mencionó encuentros con Russell Vought, director de la Oficina de Administración y Presupuesto, a quien llamó “de la fama de PROJECT 2025”.
Project 2025, construido por la Heritage Foundation en 1973, es un manual de 30 capítulos llamado ‘Mandate for Leadership: The Conservative Promise’ que impulsa una expansión del poder presidencial y un giro radical hacia políticas sociales conservadoras.
Entre las propuestas más controvertidas están la ilegalización total del aborto, la eliminación de fondos federales para Planned Parenthood y la restricción severa de la inmigración, incluyendo la restauración del programa Remain in Mexico y la limitación de visas para estudiantes extranjeros y trabajadores invitados.
También busca reformas drásticas en programas sociales como Medicaid, estableciendo requisitos laborales y límites de tiempo para los beneficiarios, con el objetivo de reducir la dependencia del Estado en programas que cubren a casi 74 millones de personas actualmente.
“Conservadores en los estados y Washington deben proteger a los no nacidos en toda América y usar todo poder federal para ello”, plantea el documento.
Trump en 2022 alabó a Heritage Foundation en su conferencia anual diciendo que estaban preparando el camino para un mandato “colosal” que “salvaría a Estados Unidos”. Sin embargo, en julio de este año, su mensaje fue contrario en Truth Social, donde escribió que no sabía nada del proyecto y rechazaba varias de sus propuestas.
Ahora, la estrategia parece haber girado. Trump usa el proyecto como base para recortar “agencias demócratas” que considera “una estafa política” y para decidir qué recortes serán permanentes o temporales. Este cambio ocurre mientras la oposición en Washington observa con preocupación la posible implementación de estas políticas en un eventual gobierno conservador reforzado.
Para el público del Reino Unido interesado en la política estadounidense, esto indica que la agenda de Trump para un segundo mandato será mucho más radical que en 2016 y 2020, con implicaciones también para las relaciones internacionales y migratorias con Europa.
El debate ahora se centra en si estas propuestas extremas podrán avanzar en el Congreso estadounidense, dividido y marcado por la polarización política, o quedarán en papel.


































