Las empresas productoras de refrescos y tabaco en México pagan un Impuesto Sobre la Renta (ISR) efectivo promedio de solo 4.07%, mientras que el 29% de la población trabajadora enfrenta tasas entre 7% y 11.5%, según cifras del SAT y análisis de Fundar y Expansión.
Las tasas efectivas para el comercio al por mayor de tabaco son aún menores, de 3.33%, mientras que refresqueras y fabricantes de bebidas azucaradas pagan 4.81%. Esto ocurre porque las empresas aplican deducciones legales que disminuyen su base gravable, como los derechos por concesiones de agua, gastos de publicidad y otros costos que la ley permite restar antes de calcular el ISR.
Iván Benumea, coordinador del Programa de Justicia Fiscal, advierte que estas deducciones, aunque legales, deberían revisarse para aumentar la recaudación. Además, señala que prácticas como el uso de empresas factureras para deducir gastos simulados agravan la evasión.
Incremento de impuestos a bebidas y tabaco avanza en Senado
La Cámara de Diputados ya aprobó un aumento en las cuotas del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) para bebidas azucaradas, jugos con edulcorantes y tabaco. Esta semana el Senado discutirá y votará la medida que prevé aumentar la recaudación pública y desincentivar el consumo de productos no saludables.
Organizaciones civiles como Fundar, CIEP y Poder del Consumidor alertan que los impuestos actuales siguen por debajo de lo recomendable por organismos internacionales. Proponen también limitar las deducciones fiscales de estas industrias, aplicar una sobretasa de ISR y exigir mayor transparencia en su contabilidad para que equilibren el costo social que generan.
El paquete económico 2026 incluye, además, medidas contra la facturación falsa, como prisión preventiva para emisores y cancelación de sellos digitales para compradores, para evitar que continúen las deducciones ilegales que reducen aún más la carga fiscal real de estas empresas.
La ley actual permite que los pagos por derechos de agua, electricidad, publicidad y otros impuestos locales se consideren gastos deducibles. Así, las industrias recuperan parte de lo que pagan por explotar recursos públicos cuando calculan su ISR.
Con esta situación, México enfrenta un reto fiscal importante: cómo aplicar una política tributaria más justa que haga pagar más a industrias con impactos en la salud pública sin afectar a la mayoría de los contribuyentes.


































